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Hace exactamente 39 años, un 17 de septiembre de 1974, Bob Dylan grabó esta MARAVILLA en los estudios de la Columbia de NYC, la gema que cierra la cara A de su pom Blood on the Tracks.
No hay mucho que decir y, sin embargo, un infinito que escuchar pero quiero repetir que si bien no es considerada piedra angular del disco si lo es en mi vida e incluso se ha ido con la vida de personas a las que he querido mucho y siguen asomándose en sus estrofas. Sirve de consuelo, no me preguntéis la razón aunque creo que está en esa forma juglaresca de cantar y esos versos tan bellos: ¿serán sus nubes con forma de dragón?¿será el trébol púrpura, el pelo carmesí, los grillos hablando en rima? ¿Será el río azul fluyendo perezoso, será la hierba alta, Honolulu, Frisco o Ashtabula?
Pensar en que te dejen tras compartir tanto, no tiene consuelo, sólo cabe transformar la auto-conversación del sufrimiento en arte infinito dándole el toque ligero de la extrema sinceridad.
En ésta sagrada toma (debió de grabar dos seguidas y basta) dejó el maestro para siempre congelado entre brasas ese sentimiento eterno de continuar pese a todo.
Keep on keepin´ on.
Os invito a dar al play y escucharla, parece recien compuesta siempre, no la endurece nada, Honolulu, San Francisco, Ashtabula.
Good night.
Le he dado al play y la he escuchado por primera vez.
ResponderEliminarPasa con -casi- todas las canciones de Dylan: las has escuchado mil veces y cuando las vuelves a escuchar es como si lo hicieras por primera vez. Especialmente algunas, como ésta, que suena tan fresca, tan limpia, tan sencilla…
Además, como dices, volver a oírla sirve de consuelo: alimenta el corazón y ensancha el pecho, nos sentimos mejor y, sobre todo, menos solos.
Voy a volver a darle al play para oírla de nuevo. Por vez primera.
Blue river runnin’ slow and lazy...
ResponderEliminarI could stay with you forever and never realize the time.
Es bonita como ella sola.
Besos!