Reuno varios capitulitos de una saga que prometo seguir y que estoy recopilando.
We´ve Only Just Begun - Curtis Mayfield (Bilbao 1994)
Era un mini piso obrero e interior, muy especial. La cocina la decoramos como en los viejos caseríos, con cortinillas de cuadros azul-blanco Bilbao, de mantel de txoko.
Mi madre me enjaretó los canutillos. Ellas hacían de puertas de los armarios bajeros, no existía Ikea, por lo menos en provincias. Tenia más pasillo que habitaciones pero era nuestra primera casa. Las ventanas eran guillotina de madera y costaba mucho subirlas y bajarlas por todas las capas de pintura que llevaban echadas.
Mi madre me enjaretó los canutillos. Ellas hacían de puertas de los armarios bajeros, no existía Ikea, por lo menos en provincias. Tenia más pasillo que habitaciones pero era nuestra primera casa. Las ventanas eran guillotina de madera y costaba mucho subirlas y bajarlas por todas las capas de pintura que llevaban echadas.
Casi todos los viernes llegábamos a las tantas cuando estaban todos los amigos, ahora nos falta uno. Organizábamos cenas, escuchábamos por el patio a Sabina con los Rodríguez tocar desde la Plaza de Toros porque estabamos muy cerca, también allí vimos a Dylan, la primera vez que vino al Botxo y montamos, cómo no, una fiesta pre y post acontecimiento.
A todo íbamos andando, Bilbao es tan manejable.
A todo íbamos andando, Bilbao es tan manejable.
Pero lo que más recuerdo de esos tres años, como momento de felicidad estática, es el día que subí de Power Records con el Curtis Live. Fue escucharlo sin parar durante varios domingos por la mañana, recogiendo lo de la cena del sábado, pasillo arriba pasillo abajo, soñando que estabas en Harlem o en el Bitter End de lo nítido que se escuchaba todo por el eco de un pisito curioso en su estructura y con muchísimo encanto.
Comprendí con él los fundamentos de la guitarra al servicio de la canción, porqué ella debe ser mariposa que revolotea y no punto central de la escena y así llegar a construir la ingravidez de la composición, debe besar al cantante, soplarle en la nuca, filtrear con el bajo y escaparse un poco de las reglas que marcan los tambores.
Supe ya allí, en Kirikiño Street, porqué Robbie Roberstson fue un guitarrista tan especial y quién fue uno de sus maestros; él se fijo en el genio del soul de Chicago. Comprendí que el falsete es todo menos falso y que los barrios, como Irala , tenían y tienen voz porque están llenos de vidas.
No queriamos movernos de allí pero al final la llegada de un hijo te hace tomar decisiones. Tampoco es que nos fueramos muy lejos, sólo al otro lado de la calle donde nací, pero no era lo mismo.
Todavía se podían visitar las Torres Gemelas en Nueva York pero no llegamos a tiempo y no conocemos todavía la Gran Manzana pero esperamos viajar allí algún día.
El sol caía y cae de una manera especial en esa colina bilbaina tan british en arquitectura donde creías que te ibas a encontrar por las esquinas de sus cuestas a los Kinks o a los Jefferson Airplane, sobre todo en sus espléndidos atardeceres de verano, protegido como está por un lateral por nuestro querido monte Pagasarri y por el otro, por las Torres de Zabalburu, setentonas con su blanco tan sucio.
Ese domingo con Curtis de banda sonora, nuestro rincón sagrado quiso ser norteamérica, fue algo estupendo, seguramente nos fuimos a comer unas rabas después o a encargar un pollo asado al Rally.
Y es que el séptimo día está hecho para descansar, para regodearse en su minúscula pero magnífica duración, como aquel piso, como esta canción, como ese plato de rabas.
En el ghetto, no me olvido de esos domingos ni quiero olvidarme. Aunque sea algo del pasado con las canciones todo se hace presente, habíamos comenzado nuestra vida a vivirla independientes como queríamos. We´ve only just begun...to live.
Mr Tambourine Man - Bob Dylan ( Bilbao 1995)
La cabeza me revienta y sueño con 1995. Entonces vivía en la calle Kirikiño de alquiler, ese grato placer que te da la independencia, 36.000 pts de renta mensual tuvieron la culpa, primeros turnos de oficio abonados pasado un semestre, becas mal pagadas de my darlin companion, vivir un proyecto y tener los mejores amigos para que entren en tu casa.
No puede ser todo más diferente y, sin embargo, tan parecido. Escuchar la prueba de sonido desde el ventanuco respiradero del patio interior que llegaba desde la Plaza de Toros de Vista Alegre, aquel Mr Tambourine Man para morirse allí mismo de bueno...no puede ser tan parecida la ilusión...mañana abrazo al Señor del Cierzo, my twin, me ha llamado y su voz me ha dado paz en un día de perros, también viene Mario, ese jabato que organiza el Ciclo en Sevilla y tantos amigos...
His Bobness está durmiendo ahora a escasos metros, en mi ciudad, por segunda vez.
Es 2012, hay Guggenheim, hay muchas cosas, hasta turistas extranjeros en Bilbao pero me siento el mismo aunque algo cansado, me meto mucha caña, entro al trapo de todo aquello que tenga un resquicio de magía dylaniana. Resuena en mi el cuídate de Anónimo E, noto que estoy cansado, que voy deprisa, una fase Blonde on Blonde cuando querría estar en la John Wesley Harding, porque no conozco lo que es la estabilidad.
Hemos salido los dos como niños, en su busqueda, esta tarde noche, hemos visto el precioso escenario que va a ser muy recogido, muy chulo, con el titanio en el lateral.
Sonaba en el bar de los columpios del museo Like a Rolling Stone, ibamos con el Highway en vinilo por si acaso, con esta bendita chaladura después de comprar en los chinos dos rotuladores punta gorda.
Hemos recibido llamada de mi amigo Pablo, le vio cuando estudiaba inglés en la gira del 78, Earls Curt, Londres (galones) de que estaba a las 19:00 en la Sociedad Bilbaína, le pega, visitando el Ilustre Edificio exclusivo botxero. Rancio abolengo. Hemos ido hacia el Hotel Carlton, también le pega pero allí en los pasillos Scott Fitgerald no ha aparecido mi padre. Mañana es un día muy emocionante, si le veo le dire hola y no sé que más podría decirle...bueno sí ...Kirikiño porque eso seguro que le arranca una sonrisa y a mi una tremenda emoción.
Comprendí con él los fundamentos de la guitarra al servicio de la canción, porqué ella debe ser mariposa que revolotea y no punto central de la escena y así llegar a construir la ingravidez de la composición, debe besar al cantante, soplarle en la nuca, filtrear con el bajo y escaparse un poco de las reglas que marcan los tambores.
Supe ya allí, en Kirikiño Street, porqué Robbie Roberstson fue un guitarrista tan especial y quién fue uno de sus maestros; él se fijo en el genio del soul de Chicago. Comprendí que el falsete es todo menos falso y que los barrios, como Irala , tenían y tienen voz porque están llenos de vidas.
No queriamos movernos de allí pero al final la llegada de un hijo te hace tomar decisiones. Tampoco es que nos fueramos muy lejos, sólo al otro lado de la calle donde nací, pero no era lo mismo.
Todavía se podían visitar las Torres Gemelas en Nueva York pero no llegamos a tiempo y no conocemos todavía la Gran Manzana pero esperamos viajar allí algún día.
El sol caía y cae de una manera especial en esa colina bilbaina tan british en arquitectura donde creías que te ibas a encontrar por las esquinas de sus cuestas a los Kinks o a los Jefferson Airplane, sobre todo en sus espléndidos atardeceres de verano, protegido como está por un lateral por nuestro querido monte Pagasarri y por el otro, por las Torres de Zabalburu, setentonas con su blanco tan sucio.
Ese domingo con Curtis de banda sonora, nuestro rincón sagrado quiso ser norteamérica, fue algo estupendo, seguramente nos fuimos a comer unas rabas después o a encargar un pollo asado al Rally.
Y es que el séptimo día está hecho para descansar, para regodearse en su minúscula pero magnífica duración, como aquel piso, como esta canción, como ese plato de rabas.
En el ghetto, no me olvido de esos domingos ni quiero olvidarme. Aunque sea algo del pasado con las canciones todo se hace presente, habíamos comenzado nuestra vida a vivirla independientes como queríamos. We´ve only just begun...to live.
Mr Tambourine Man - Bob Dylan ( Bilbao 1995)
La cabeza me revienta y sueño con 1995. Entonces vivía en la calle Kirikiño de alquiler, ese grato placer que te da la independencia, 36.000 pts de renta mensual tuvieron la culpa, primeros turnos de oficio abonados pasado un semestre, becas mal pagadas de my darlin companion, vivir un proyecto y tener los mejores amigos para que entren en tu casa.
No puede ser todo más diferente y, sin embargo, tan parecido. Escuchar la prueba de sonido desde el ventanuco respiradero del patio interior que llegaba desde la Plaza de Toros de Vista Alegre, aquel Mr Tambourine Man para morirse allí mismo de bueno...no puede ser tan parecida la ilusión...mañana abrazo al Señor del Cierzo, my twin, me ha llamado y su voz me ha dado paz en un día de perros, también viene Mario, ese jabato que organiza el Ciclo en Sevilla y tantos amigos...
His Bobness está durmiendo ahora a escasos metros, en mi ciudad, por segunda vez.
Es 2012, hay Guggenheim, hay muchas cosas, hasta turistas extranjeros en Bilbao pero me siento el mismo aunque algo cansado, me meto mucha caña, entro al trapo de todo aquello que tenga un resquicio de magía dylaniana. Resuena en mi el cuídate de Anónimo E, noto que estoy cansado, que voy deprisa, una fase Blonde on Blonde cuando querría estar en la John Wesley Harding, porque no conozco lo que es la estabilidad.
Hemos salido los dos como niños, en su busqueda, esta tarde noche, hemos visto el precioso escenario que va a ser muy recogido, muy chulo, con el titanio en el lateral.
Sonaba en el bar de los columpios del museo Like a Rolling Stone, ibamos con el Highway en vinilo por si acaso, con esta bendita chaladura después de comprar en los chinos dos rotuladores punta gorda.
Hemos recibido llamada de mi amigo Pablo, le vio cuando estudiaba inglés en la gira del 78, Earls Curt, Londres (galones) de que estaba a las 19:00 en la Sociedad Bilbaína, le pega, visitando el Ilustre Edificio exclusivo botxero. Rancio abolengo. Hemos ido hacia el Hotel Carlton, también le pega pero allí en los pasillos Scott Fitgerald no ha aparecido mi padre. Mañana es un día muy emocionante, si le veo le dire hola y no sé que más podría decirle...bueno sí ...Kirikiño porque eso seguro que le arranca una sonrisa y a mi una tremenda emoción.
El Paisaje -Vainica Doble (Bilbao 1997)
Ya nos habiamos movido de Irala. No hay cosa más bonita que despertarte por los ruidos de tu pequeño, moviendo los barrotes de la cuna, ya de pie y protestando por su atención, con un pijama de una pieza de borreguito, esa sonrisa que te despeja cualquier atisbo de derrota o cansancio.
Enfrente , al otro lado de la calle, ésta casa ya era exterior, teníamos una pared de hormigón y una iglesia triste y gris pero la mía , en la que me bautizaron y el ruido de muchos coches aunque al fondo se viera el verde Pagasarri.
Abrí la persiana para coger a mi niño y darle mi ración de besos y el desayuno.
Un instante de felicidad estática que relaciono con un cd-walkman -siempre me he dormido con los cascos puestos- y una canción: El paisaje de Vainica Doble.
Hasta entonces no era muy consciente de eso de ser padre pero en un segundo, me entro una angustia repentina que se convirtió en una especie de fortaleza para siempre. Protección, me decian mis Vainica, de eso te trataba, proteger esa sonrisa de por vida. Desayunamos, me pidió a Aretha, su muñeca negra, le estampó el bibe en la cabeza, nos reimos a carcajadas, me emociona recordarlo. Su madre se despertó y se me quemaron las tostadas, en la pradera azul, junto al mar.
En tres meses será mayor de edad, me gustaría que pensara que todo lo pinté pensando en él, para hacerle soñar.
Down To You - Joni Mitchell (Aquitania 2008)
Tengo un recuerdo de un día de felicidad plena. Estabamos en la zona francesa de los Chateaux cercanos a St Emilion, a 30 kilómetros de Burdeos. Celebrabamos un aniversario. Era a finales de Otoño y estabamos siendo tratados como reyes en una casa del siglo XVIII regentada por un matrimonio inglés que en los sesenta fueron mods en Londres. Se hicieron amigos, por el clima , porque no paraba de llover y hacía mucho frío y eramos los únicos huespedes. Además les pareció un detalle que eligieramos su casa rural para la ocasión en esa aldea pérdida entre viñedos dorados.
Nos pusimos ciegos a buenas viandas y a dos desayunos míticos, Maureen nos hizo unos scones de mantequilla para la ocasión porque ella es escocesa.
En fin , que todo olía a gloria, sabía a cielo e iba sobre ruedas.
El domingo ya un poco saciados de tanto comer y beber buenos caldos, decidimos hacernos un bocadillo sencillo de amaiketako (almuerzo) e ir a perdernos ya de vuelta, entre los castillos y los viñedos porque ya había escampado. Aparcamos en una cuneta, en una curva preciosa donde se divisaban los diferentes planos de viñedos con todos los rojos y granates posibles cercanos a una vieja bodega-torre centenaria.
Tomamos ese bocadillo, seguramente de un queso francés con algo de tomate o lechuga, el clásico baguette vegetal y nos quedamos mirando todo aquello escuchando el Down To You de Joni que salió en el aleatorio del estéreo del coche. Todo se paró en esos cinco minutos que dura.
Si es cierto eso que cuentan de que en los últimos segundos de una vida, te aparecen como diapositivas los momentos cruciales de la misma, o mejor , los momentos de felicidad estática, estoy seguro de que éste será uno de ellos para mi.
Cuando entra el arreglo de cuerda, el sistema nervioso emocional me salta al modo: amistad. Con la persona a la que veneras, compartiendo secretos, bocadillos, cielos entre viñedos y Joni dice "everything comes and goes, mark by lovers and styles of clothes" o después "in the morning there are lovers in the street , they look so high..." describe un momento como ese, para contrastarlo por todo lo que ha perdido cuando el amor se ha esfumado.
Buff...demasiado para el cuerpo y para el alma, Joni es parte de la propia forma de sentir. Escuchad esto, sin pausa, por favor y cerrad los ojos, mirando al viñedo.
Joder Joserra como lo cuentas de bonito, nostálgico y soulero, como Otis narrando sus vivencias por el backstage de su vida.
ResponderEliminarYo estaba en aquel concierto de Sabina y Rodriguez, cosas de la edad imagino, a Calamaro no le haría ascos hoy en día pero a Sabina ni atado y en aquel mítico de His Bobness en la plaza de toros el que suscribe cumplia 25 años bajo el influjo de Bob...nos hablas de Curtis y de Joni y de las Vainica...
Este serial no me lo pierdo que además yo soy de Zabala...
Un abrazo.
Me has emocionado bandido, no lo había leído. Yo también estuve en esa gira de Dylan. Pero eso de St. Emilion, mágico lugar, me has tocado. Abrazo.
ResponderEliminarMuy bonito el texto y emocionante, hay que ver, para quienes no podemos vivir sin ella, la música actúa de marco de fotografías, buenos recuerdos y malos también que quedan inmortalizados en sus compases, que bonito, me ha encantado y emocionado. Un abrazo my friend
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