A. J. CROCE - TWELVE TALES (COMPASS 2014)

Clasicismo, elegancia, promesa de mantener la llama y unas palabras de Willie Nelson que valen su peso en oro: para el viejo hippie A.J. Croce es por donde deben ir los tiros.

El hijo de su padre, el gran Jim Croce, tiene una carrerita muy muy chula pero a mi desde su magnífico debut como que no me parecía la cosa para pasar por caja.

That´s me in The Bar fue un meteorito raro en el ya lejano 1995 que si soy sincero compré porque en la pegatina de su preciosa portada ponía featuring:Ry Cooder, Waddy Wachtel, Billy Payne, David Hidalgo y Jim Keltner, éste último el genio de la batería beluga, además, lo producía. Con todas esas credenciales de admiradores de su padre cualquiera no hace un disco estupendo pero para mi va más allá de eso, no sólo un disco de hijo de papá ya que para empezar el estilo y voz no se parecen en nada a los de su difunto viejo.

Le imagino amigo de Jakob Dylan, seguro que lo es pero con las cosas mucho más cuesta arriba.

Aquel 1995 nosotros estábamos disfrutando nuestros primeros años de vida en común juntos, sin niño y recuerdo los bonitos viajes a Portugal al son de That´s Me In the Bar allá por el divino Oeste,  cuando llegaba  la canción She is waiting for Me de dicho disco borboteaba la plena felicidad de saberse libre y con unos días de camping y sol a la vista.

Era como el aire acondicionado de un Clio blanco que no tenía más que el recurso de las ventanillas para aplacar el sofocante calor alentejano.

Todavía la escucho y se me saltan las lágrimas de nostalgia aunque recuperable gracias a ese cd , que guardo a muy buen recaudo.

Le perdí la pista porque nunca fue fácil conseguir sus discos y creo que perdió frescura o quizás se encasillo más, lo desconozco la verdad pero han tenido que pasar casi veinte años para volver a llamar a mi puerta de la mano del chivatazo de brother Chals ya que a él le gustó cuando colgué algo de ese su primer disco para mi fetiche en el caralibro.

Su música la podemos enmarcar dentro de un medio camino entre Leon Russell/Dr John y el mejor Billy Joel, piano rock del bueno, muy muy americano. Su voz rasposa, tiene muchísimo encanto y un punto reconocible que la hace muy amable. Sus habilidades en la composición me lo hacen comparable a nuestro Txomin Guzman de los Fakeband (Corte Saville Row, el traje perfecto, beatlelesco, canciones que emocionan y que se quedan y que se escuchan y que se usan y mucho) Always and Everymore, el tema, parece del primer disco de Fakeband.

El caso es que su nuevo Twelve Tales me tiene atontado de lo bueno y bonito que es, nada barato,  no por el precio , ya está ya en la fnac en cd precio,  sino por el lujo de su planteamiento: todo un sueño hecho realidad.

Chaval elije cinco productores favoritos y graba dos canciones en cada casa-cuna de cada sheriff: Allen Toussaint, "Cowboy" Jack Clement, Mitchell Froom, Kevin Killen, Tony Berg y Greg Cohen. De vicio.

En una primera escucha puede parecer una replica de aquel primer disco , una vuelta al redil pero con las escuchas te va enseñando todo su esplendor y os puedo asegurar que es de lo mejorcito que he escuchado en este tercer trimestre.

Sólo falta que llegue el verano, como siempre pasa con los discos de este tipo, para convertirse un esencial como su "hermano" ya muy mayor That´s Me In The Bar.

12 cuentos, una portada preciosa music hall, garra soul vocal cuando debe, ternura baladil dosificada, romanticismo old school , sonido angelino y una producción no de 10 sino de 12.

Twelve Tales ha venido para indicar que aunque en Mordor ( el Norte) no lo parezca, ha llegado la primavera y con ella el picor de ojos pero la esperanza de que las ventanillas del coche bajadas están a la vuelta de la esquina. Sin descubrir la pólvora, precioso disco, precioso.

Destriparlo? Para qué? lo mejor es que tras agenciártelo , sea por tierra , mar o aire, saques un buen vino y descubras su gran luminosidad.