viernes, 28 de septiembre de 2018

This Wheel´s On Fire




SI LA MEMORIA TE FUNCIONA BIEN

The dominant instrument was Garth Hudson's often icy and majestic organ, while Robbie Robertson's unusual guitar work further destabilized the sound. The result was an album that reflected the turmoil of the late '60s in a way that emphasized the tragedy inherent in the conflicts. Music from Big Pink came off as a shockingly divergent musical statement only a year after the ornate productions of Sgt. Pepper, and initially attracted attention because of the three songs Bob Dylan had either written or co-written. allmusicguide



¿No creéis que ya va siendo hora de reconocer a This Wheels´s On Fire como una de las mejores y más representativas canciones de los sesenta?
Esta obra maestra, de la docena que salieron de las Basement Tapes, combina la lírica modo Moisés de las Tablas on del minesotarra Nobel, es decir, su particular destilación de venom (veneno) desde LARS a Positively 4th Street de Idiot Wind a Pay In Blood, con unos acordes oblicuos e inquietantes de Rick en proceso de aprendizaje al piano- o la suerte del principiante.

Todo encaja para que las ruedas acaben prendiendo. Junto a All Along The Watchtower- y su visión definitiva por Hendrix- de la que puede sentirse hermana, tenemos la tierra común entre The Basement Tapes, John Wesley Harding y Music From Big Pink. 
Canciones recias formadas con versos confusos y un tanto bíblicos pero tan sugerentes que cada uno puede ser una canción. "Si la memoria te funciona bien"...nunca una frase inicial me ha atrapado tanto de los huevos . ¿O si?

Someone's got it in for me
They're planting stories in the press.  

You got a lotta nerve
To say you are my friend. 

There must be some kind of way outta here
say the joker to the thief. 

De nuevo Garth Hudson, el mago, le da unos aires de ventisca diferentes a la versión de Bob (clavinete con fuzz, toma ya!) en la que eran más de calima y se nota que Julie Discroll, Brian Auger & The Trinity habían tenido un éxito rotundo con ella en UK es su fantástica y quizás definitiva cover.

Esta joya de la corona de la psicodelia sixties, está cantada por Rick Danko, su coautor, de manera urgente y sentida, algo en él habitual. Y refrenda todos los logros del trabajo en la Big Pink, lugar donde se grabaron canciones tan mitológicas como las de Abbey Road. 

This Wheel´s On Fire representó el momento revolucionario y la liberación brutal que la popularización del rock&roll y sus derivados proporcionaron a toda una generación. Son como fotos de momentos históricos pero no pierden el color.

No puedo dejar de citar la última versión realizada de la canción por nuestra querida banda donostiarra Frank, ellos demuestran su plena vigencia como antorcha de poesía eléctrica y emoción desbocada.

Una reflexión hecha por Roger Waters de los Floyd no puede ser más certera: tras Sgt. Peppers, el disco más influyente de la segunda mitad de los años sesenta es Music From Big Pink. 

Es que lo veo Roger, la memoria te funciona bien.



Rick Danko: Lead Vocal & Bass
Richard Manuel: Back Vocal & Piano
Robbie Robertson: Electric Guitar
Garth Hudson: Clavinette (with Fuzz) & Lowrey Organ
Levon Helm: Drums


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Lonesome Suzie


SENTIR QUE SIENTO


I was madly in love with Richard... At the time, [1975] we had the same troubles. I felt insecure and he was clearly insecure, and yet he was so incredibly gifted....For me he [Richard] was the true light of the Band. The other guys were fantastic talents, of course, but there was something of the holy madman about Richard. He was raw. When he sang in that high falsetto the hair on my neck would stand on end. Not many people can do that.
Eric Clapton


Lonesome Suzie es una obsesión. Siempre la meto en las recopilaciones, no puedo evitarlo. Gari os lo puede decir. La quiero como se quiere siempre a la primera novia. Desde el instante que la escuché me llegó hasta lo más profundo. Ray Lamontagne lo ha intentado pero no ha podido porque Lonesome Suzie es mucha Lonesome Suzie.
No quiero someterla al análisis sesudo ya es un artefacto lleno de emoción, que te estalla a cada audición, por lo que voy a ir describiéndola libre según suena. Solo apuntar que Ray Charles y su otro hijo Tim Hardin (ambos también adictos) están en Lonesome Suzie y en el alma dolida de Richard Manuel, su autor e intérprete.

Richard es especial, siempre lo fue, de la ralea de Elliott Smith, Amy o Townes o ahora Dylan Leblanc, todos adictos. Un ser tembloroso pero radiante. Solo hay que escucharle las carcajadas en las entrevistas de The Last Waltz con esa voz grave como el eco de un cañón. Todos hablan maravillas de Richard como persona y como artista. Y es que si Lonesome Suzie no engaña, algo que nunca hará, Richard tenía un corazón de oro y la aureola de un santo.

No hay tiempo que perder y la voz entra en el primer segundo de grabación. Lonesome, la palabra,  nunca la escucharás sonar más lonesome. Le arropa una guitarra de Robbie que le mima y que trae parte de su técnica de Curtis Mayfield, es decir del elegante soul de Chicago y que es como una segunda voz, complementa pero no joroba la confesión sino que la convierte en más emocionante, como si todo fuera un lloro a dos voces por esa pobre chica que no se ve nunca correspondida pero a la que quieres demasiado porque es tu amiga. 
La cama trasera del órgano de Garth incrementa ese suave efecto de compasión. Y estrofa tras estrofa, en acumulación, la voz se va quebrando para demostrar que siempre puede elevarse el dolor.

Anyone who's felt that bad could tell me what to say
Even if she just got mad, she might be better off that way

A partir de ese giro estremecedor, la tercera estrofa entra entre los milagros y epifanías más inmensas de la historia del rock que un coleccionista de discos desde niño ha experimentado, sin que baje su intensidad con el tiempo sino más bien todo lo contrario.

Ay Nina Simone cómo te hubiera pegado hacerte una cover dentro en RCA!

Y es entonces cuando viene un looooneesooome tan alargado como un suplicio de ternura que fundido con el saxo de Hudson forman un solo sufrimiento. Ese Lonesome, ese lonesome es mi momento Richard de todos los posibles. No puedes soportar ver llorar a Suzie y te contagia su tristeza. Si interpretar es un arte al alcance de ciertos elegidos, aquí, tenemos el mejor de los ejemplos.

Componiendo baladas de blue eyed soul era desgarrador, fue uno de los mejores ya que combinaba el calor gospel en los bajos y medios de Brother Ray con el éxtasis en falsete de Curtis y la fuerza y corazón de Otis Redding, unas influencias tan elegantes como efectivas combinadas con su propio deliver, con el corazón saliendo por las cuerdas vocales.

Pero a pesar de toda la carga soul de esta sublime balada, no le falta el encantamiento común que le es propio a Music From Big Pink, eso que describimos como sonido a bosque animado. Richard es el elemento clave de este debut, por muchas razones pero sobre todo todo  por esta gema.

Solo por escuchar Lonesome Suzie como recurso para sentir que siento y meterla siempre en todas las recopilaciones ya merece la pena haber vivido. No os exagero nada, así la concibo.



Richard Manuel: Lead Vocal & Piano
Robbie Robertson: Electric Guitar
Rick Danko: Bass
Levon Helm: Drums
Garth Hudson: Lowrey Organ & Soprano Sax


martes, 25 de septiembre de 2018

Chest Fever




ROBANDO COMPASES A BACH



That one record changed everything for me. After Sgt. Pepper, it's the most influential record in the history of rock and roll.  It affected Pink Floyd deeply, deeply, deeply.  Philosophically, other albums may have been more important, like Lennon's first solo album.  But sonically, the way the record's constructed, I think Music from Big Pink is fundamental to everything that happened after it.


Roger Waters


I’ve tried to describe why a Lowrey fit right in with our guitar work, and the singing — it complements the voices. One reason for using an organ other than the Hammond is that the Lowrey has a wider harmonic structure. It has, I think, 27 different harmonics at various levels to get a sound, while the Hammond has eight or nine. A Hammond always sounds like a Hammond. And of course, the Jimmy Smith sound — that percussive sound — it’s obvious, when you hear that, this is a Hammond organ.

Garth Hudson



La formación clásica musical del profesor Hudson es, sin lugar a duda, la clave que posibilitó el nuevo sonido de una banda que trataba de reinventarse tras un puñado de años al servicio de dos estrellas del rock: primero del viejo: Ronnie Hawkins y después, del nuevo: Bob Dylan.

Su elegancia al órgano Lowrey, también al piano, a los instrumentos de viento y acordeones y sus toques de locura salpicando todas sus intervenciones tienen su tour de force en esta pieza compuesta para su lucimiento en torno a un groove tan Mamut como el de la portada. 

No sólo sorprende Fiebre en el Pecho por el cambio de tercio que supone colocada la octava de MFBP  y tercera de su cara B sino también porque quizás sea la que dentro del canon rock se vaya por unos derroteros mucho más prog, acordes a lo que en Gran Bretaña estaban haciendo bandas como Pink Floyd ( en el Meddle podría haberse incluido una cover y hubiera pegado) o The Moody Blues, aún más clásicistas.

Chest Fever e convirtió en el momento huracanado de sus conciertos y era atronadora la ovación tras reconocerse la intro robada a John Sebastian y que se tituló en los discos live The Genetic Method.

El diálogo entre el órgano y la guitarra de Chest Fever es atronador, sublime, hierro fundido. Número precursor de rock para estadio donde las improvisaciones campan libres para la consecución de un clímax pero sin derivaciones gratuitas. Lo curioso es que se compuso para pasarlo bien sin más, destensar tanto lamento cargado de soul y con una la letra llena de frases absurdas en la línea del producto Big Pink. El pretexto era improvisar sobre ideas que surgían al azar como éste riff descomunal de Robbie Robertson.

Ponte unos cascos de fundamento, escucha la nueva mezcla y siente éste pico de fiebre descomunal.
Chest Fever es un clásico de su repertorio, lisérgico e influyente.



Richard Manuel: Lead Vocal & Piano
Robbie Robertson: Electric Guitar
Rick Danko: Bass & Violin
Levon Helm: Drums
Garth Hudson: Lowrey Organ & Tenor Sax
John Simon: Bariton Sax



lunes, 24 de septiembre de 2018

Long Black Veil





It's much more of a country wail or moan. The Four Tops was a city kind of blend, very slick and sweet. [This] was more of a wail from the heart or gut.
John Simon, producer.


The three singers in that extraordinary group The Band- Levon, Rick and Richard-all possessed beautiful quasi-country voices...The three voices, all of them resonating with rural America´s long history, were similar enough to trace lines seamlessly and blend one harmonic whole...
Barney Hoskyns in The Great Voices of Popular Music (1991)



Me alucina esta foto de Elliott Landy como casi todas las que les disparó en su época dorada pero ésta en concreto, mucho más borrosa y virada al sepia, es la que he creído más apropiada para la la única cover de MFBP, una composición de 1959 que llevó al éxito, en las viejas emisoras country, el bueno de Lefty Frisell.

Lefty Frisell fue el Neil Young del nuevo country storyteller honky-tonker del tránsito de los cincuenta a los primeros sesenta -si consideramos a Hank Williams el Bob Dylan de ese género musical que tanto amamos-. Fue todo un descubrimiento para un servidor, gracias a esta espectacular cover que la sientes como propia de ellos, de The Band. 

Su estructura de acordes es tan bonita y se adapta tan bien a la historia que siempre te va a parecer la más tradicional de todo el MFBP pero sin embargo, el wurlitzer brillante de Richard le pone en la órbita del ya nacido country-soul en tierras de Alabama de la mano de los magos de los estudios de Fame y Muscle Shoals. Y es que The Band es un grupo de country soul.

Se trata de la más clásica de las  murder ballads mezclada con elementos de cheating song y se ha interpretado mucho y por los grandes (Cash , por supuesto, la hizo suya en 1965) 

La letra es espeluznante ya que trata de un hombre ejecutado por una falsa acusación de asesinato que se mantiene firme en comerse todo el marrón ( inyección letal included) ya que se encontraba en ese momento con la amiga de su esposa y antes de reconocer la cornamenta de su amada, prefiere morir. El caso es que su esposa le visita desde entonces con su largo velo negro a la tumba cuando el viento comienza a aullar.

Y es entonces cuando las voces de los tres ángeles te elevan al cielo con su:

Nobody knows, nobody sees
Nobody knows but me.

Y sientes liberación y alegría en lugar de desolación.

La inclusión de éste bellezón folk como segundo corte de la cara B, nos da el segundo aviso de por donde van a ir los tiros de composición y presentación musical en el segundo trabajo. Bordan los cuentos americanos y lo saben y cada vez van a asonar más a madera prescindiendo de los ecos y efectos eléctricos (John Simon y Garth Hudson perderán parte de su poder de innovación, o digamos lo van a poner al servicio de un sonido diferente, más claro; y es por eso por lo que este debut es tan diferente) pero las formas de superponer las voces mantienen a Music From Big Pink dentro del bosque animado. 

Justo como en la foto, su música es la que intuyes como humo-humedad que llega por el fondo del camino y si te atreves a seguirlo te vas a encontrar de bruces con la chica de la curva ( la gran música norteamericana) pero resignada, sin ningún deseo de revancha, reivindicando el poder transformador de la tradición.

Rick Danko: Lead Vocal & Bass
Richard Manuel: Back Vocal & Wurlitzer
Levon Helm: Back Vocal & Drums
Robbie Robertson: Acoustic Guitar
Garth Hudson: Lowrey Organ



viernes, 21 de septiembre de 2018

We Can Talk



FUENTEOVEJUNA, TODOS A UNA

We figured we could play Lee Dorsey better than anyone except Lee Dorsey. 
Levon Helm


La cara B de Music From the Big Pink se abre con una joyita llamada We Can Talk que los propios músicos olvidaron tocarla en directo según sus relaciones ( sobre todo con Robbie) se iban al traste por el peso de la fama, la presión, el dinero, los egos y las adicciones. No me extraña que así fuera porque éste gospel amigable y juguetón es el puro reflejo de la amistad y el buen rollo que tan bien ilustra esta foto en la cocina.

Obra de Richard, tras estar enfrascado en unos acordes de Iglesia sacados en su viejo piano, la canción nos presenta a los tres ángeles interactuando con sus voces para que parezcan una y "hablando de sus cosas" sin más motivos que el disfrute, con sus códigos internos y una conexión musical del todo intuitiva.

White gospel de oro, muy valioso y también con un toque moderno. Su atropellado call and response a tres bandas ("One voice for all, echoing along the hall"), el rampante Lowrey de Garth, esa guitarra siempre ahí perfecta y nada intrusiva, forman una delicia precursora del tono de otra maravilla: el disco homónimo de Bobby Charles que grabó con todos ellos menos Robertson- eso dice mucho de todo- y donde recuperaron ese sonido a disfrute desde el porche trasero, a tocar con los pies descalzos y de manera un hombre un voto.

Y como soñar es gratis, pienso que si hubiera sido Jerry Wexler o Arif Mardin, hubiera tratado por todos los medios de que Donny Hathaway y Aretha Franklin hubieran publicado ese disco de duetos que tanto se rumoreó ( ay!) y que una de las versiones sobre la mesa hubiera sido ésta canción. Imaginad inicialmente los percusivos acordes inimitables de Aretha al piano y ella viniéndose arriba para que la voz de chocolate caliente del de la gorrita de tweed cabalgara por encima de la de la Reina del Soul.

Las referencias continuas al soul de Nueva Orleans presentes en The Band como en ningún otro grupo blanco, campan a sus anchas en esta alegre composición. Parecen un grupo tributo a Lee Dorsey y aparte del título -Lee tiene una gema de nombre People Gonna Talk- hay muchas referencias (esa cow, es la holly cow dorsiana,  por los clavos de Cristo!)  así como los ritmos entrecortados y second liners tan característicos del los estudios Cosimo Matassa de la Big Easy.

En fin, que no dejéis a We Can Talk  sin sus cinco estrellas por su tono jocoso y algo liviano ya que esa falta de pretensión es la que mejor representa el espíritu de gozo vivido en la Gran Rosa. Su naturalidad, su fusión con el paisaje y una extraordinaria musicalidad hacen que se adapte al todo y que broten las flores en tus bafles nada más sonar en tu estéreo. 


Richard Manuel: Lead Vocal & Piano
Levon Helm: Lead Vocal & Drums
Rick Danko: Back Vocal & Bass
Robbie Robertson: Electric Guitar
Garth Hudson: Lowrey Organ


jueves, 20 de septiembre de 2018

The Weight



TAKE A LOAD OFF VIRIDIANA

When the music (on Big Pink) is most exciting - when the guitar is fighting for space in the clatter while voices yelp and wail as one man finishes another man’s line or spins it off in a new direction - the lyrics are blind baggage and they emerge only in snatches. This is the finest rock ‘n’ roll tradition.

Greil Marcus en Invisible Republic



Si no es por The Weight, Music From Big Pink hubiera tenido un culto mucho más reducido del que tiene y una menor repercusión ya que es  un disco raro y diferente. Este monumento de canción-una de las 25 mejores de los sesenta- puso en órbita tanto al disco como a la banda. Estaremos eternamente agradecidos de aliviarte el peso Señorita Fanny y de que Robbie, siguiendo el consejo de su gurú-patrón Bobby,  bajara a Kingston a ver un ciclo de películas de un cineasta español.

Tampoco se puede olvidar que el disco era una forma indirecta de recibir noticias de un recluso llamado Bob Dylan, que iba soltando a cuenta gotas las canciones del sótano con diferentes versiones ajenas, vendiendo derechos de autor, lo cual tuvo muchísimo tirón. Pero la canción buñuelesca y staples que se encajó en el setlist a última hora en el set (lo veo lógico porque es la más tradicional en formas y  la que iba a marcar el rumbo para el segundo trabajo, perdón segunda obra maestra) es su icono sin ser demasiado representativa del conjunto. Ellos la llamaban ese pequeña canción que no cuajaba en arreglos y que ahí estaba esperando, en segundo plano. Esa contradicción relativa y el ser compuesta para la presentación estelar como voz solista del único americano- además de sureño- del combo, San Levon para que en ráfagas se le superpongan las de sus compañeros liándola parda, la convierte, quizás con la póstuma joya de Otis, Dock Of The Bay, editada también en 1968 (¿qué cereales se desayunaron ese año?), en las dos canciones cumbre del gospel-folk U.S.A. o del soul folk in action , un término que me encanta y que fue el título de un álbum imprescindible de los tan mentados Staple Singers.. Ellas dos, por si mismas, son países independientes, en los que se está tan a gusto, prodigios de tres acordes y un cuarto de cambio que generan un estado de paz y levitación sobre la tierra.

En cuanto a su letra desde que sé que Robbie se inspiró para sus versos en el tema favorito de nuestro ilustre cineasta, el maño de Calanda:  la búsqueda de la santidad y la imposibilidad de conseguirla, la bondad versus intereses creados, los personajes de facciones marcadas y con una locura un tanto religiosa exponiéndolos en toda su crudeza...yo ya no la concibo con otras interpretaciones. Y si ahora la veo hija de los personajes que saludan desde los cortes de John Wesley Harding (podría pertenecer a dicho Lp de Bob por su letra pero le sobra el aire positivo que desprende su sucesión de acordes que quizás desentonaría con la austeridad de aquel) pienso en lo mucho que la  religión ha influido en el folk-rock desde tiempo inmemorial cuando se aprende la lección de que todo empezó antes, siempre antes, como lo atestigua el hermoso trabajo de campo que hicieron Harry Smith o Alan Lomax. Un ir y venir de personajes todos interesantes, con sus grandezas y sus miserias, vidas cruzadas por el azar y el interés, convierten a todo el relato hilarante con las capas vocales en un coro griego, mítico, como de paletos (rednecks) ilustrados. Randy Newman tiene que ser fan acérrimo de este teatro del absurdo que pese a la frustración- el prójimo nunca agradece al santo- desprende toda la confianza por el género humano. Tampoco me parece descabellada la interpretación de que la canción trata de un camello y sus clientes (ese cannonball) y ello explicaría la adaptación inmediata tras la interpretación en el festival de Woodstock de la canción como uno de los himnos del movimiento paz y amor y muchos canutos.

The Weight ha sido muy utilizada en demasiados anuncios, películas (Ay Easy Rider!) en recopilaciones, en referencias y más gracias a la versión definitiva con los Staples en The Last Waltz-cumbre de la fusión de culturas musicales americanas- pero es demasiado poderosa para que hoy no me resulte tan fresca como lechuga de huerta, tan fascinante como que me hace hacer esta disertación tan freak. Y más con esta nueva mezcla de Clearmountain: oigo cosas nuevas (sobre todo de Richard por detrás) y me apetece escuchar la original cuando desde hace tiempo solo escuchaba la del film de Scorsese. La original la veía un poco polvorienta pese a ser ese un dato importante para transmitir el ambiente de las calles de Nazareth, maleta para arriba, maleta para abajo, cada vez más cargada por los pretextos para no aflojar el peso de la misma, Carmen y el Demonio, y un lío de nombres de no te menees pero con todos te puedes buscar un nombre de banda. The Weight es una Biblia de bolsillo americana.

La solemnidad de Levon en las tres primeras estrofas, no solo vocal sino a los tambores ( majestuosos y te quedas corto) da paso en la cuarta a la ansiedad tan bien aprendida de los singles de la Motown de Rick con su verso sobre Crazy Chester  y  la conjunción de todos en la sublime recta final es la que representa a la perfección el trabajo bien hecho, la noria de las emociones, el carácter mitológico de esta canción. En todo tiene que ver el Do menor prodigioso tras el La y previo al Re, simulando la rotación del planeta, perfecta para contarnos una historia tan moderna por antigua, que nos deja totalmente embobados. Y el piano de Garth, claro.

Las versiones que ha tenido desde la acera del soul son espectaculares: los propios Staples o Aretha con Duane Allman se la llevaron a la Iglesia pero The Weight por sus autores/ejecutores tiene una mirada diferente, es más Mona Lisa, te despista su pícara e inocente sonrisa, es demasiado original para catalogarla, es una mezcla perfecta de elementos y emociones musicales que nos llevan directamente a una celebración. ¿No es eso el gospel? Es escucharla y entrar en el juego de lo que te cuenta pero a la inversa, quieres ayudar a todos sin pedir nada a cambio y eso era lo que los primeros The Band eran, cinco músicos + John Simon aportando, disfrutando y acumulando talento, llevando cada uno su "peso" esencial en los resultados.

A Leonardo, Rubens, Velázquez o Goya (otro maño) no les iba a importar un carajo "aligerar la carga" en sus salas. Un museo es el lugar donde esta masterpiece necesita "reposar la cabeza" y desde allí poder irradiar su fábula buñuelesca...por los siglos de los siglos, amén.


Levon Helm: Lead Vocal & Drums
Rick Danko: Lead Vocal & Bass
Richard Manuel: Back Vocal & Hammond Organ (cut)
Robbie Robertson: Acoustic Guitar
Garth Hudson: Piano


martes, 18 de septiembre de 2018

Caledonia Mission



COME INTO OUR DREAM


Mientras reunimos ideas para nuestro álbum, yo no dejaba de repetirle a John Simon que tendría que tener un sonido único, poseer un sabor propio. Puse para él alguno de los discos de mi colección, canciones de Chess Studios de Chicago, Sun Records de Memphis, Cosimo´s Studios de Nueva Orleans, Muscle Shoals de Alabama y Gold Star de Los Ángeles. Escuchábamos grabaciones de Otis Redding, Phil Spector, Howlin´ Wolf, Lee Dorsey, los Beach Boys, Gene Vincent, Little Willie John, Elvis y Sir Mack Rice.

Robbie Robertson en su maravillosa biografía Testimony.


Caledonia Mission es una canción que ilusionaba mucho a Rick desde el instante en que Robbie la presentó en la Big Pink e hizo todo lo posible, no solo por cantarla, sino porque que entrase en MFBP.

Recupera en su letra una experiencia durante aquellas giras con Ronnie Hawkins en tugurios de mala muerte pero que con mucho surrealismo -la influencia de Bob era cristalina en la letras de su "hombre lapa"- que la hace muy misteriosa. El utilizar esos nombres de pueblos de la profunda Norteamérica tan sugerentes como Caledonia-no sólo es el paraíso de su colega Van The Man sino un pueblón canadiense- le dota a las composiciones de ese tono bíblico que hechiza ( Nazareth , la cuna de las Martin Guitars, la dejan para la siguiente)

Parece que fue un arresto de la policía montada canadiense a los Hawks pero si tratas de entender algo con la letra delante...vas bien dado. Mucho código casi morse en el relato pero mucha imagen sugerente just like Tom Thom Blues. Al final, hablamos de un disco lleno de búhos que ululan por todos sus surcos.

La forma musical que tienen para contar la batallita es primorosa ya que la composición melódica es de quitarse el sombrero (un comienzo muy tradicional a la Harry Smith Anthology y luego a roquear de lo lindo)  y los arranques guitarreros son droga dura. Y qué decir del sonido de los parches de Levon...siempre dando fondo, corazón y vida.

Rick está soberbio, como en todas las que cantó en su vida y lo vulnerable que resulta cuando se va al falsete-gemido-tan soul-es el escalofrío permanente. Como un caballo salvaje, así cantaba Richard Clare Danko.  Aplicable también a su forma de tocar el bajo. Uno de los bajistas del Panteón. Y Richard detrás, suplicante como siempre, el delirio.

Y un final colgado estremecedor. Un clásico. Otro más. 

Luego Toussaint le encajaría unos arreglos de viento en la espectacular versión live del Rock Of Ages y se completaría el círculo.

Y sumidos en el más bonito de los sueños con solo cuatro canciones, continuaremos con The Weight.

Insisto, los Beatles escucharon muchísimo este disco. Por lo menos George. ¿Será por eso que amo tanto Abbey Road y Let it Be? Esa forma orgánica, mágica de tocar, que parece que no lleva esfuerzo detrás pero que fue grabada para la eternidad.


Rick Danko: Lead Vocal & Bass
Richard Manuel: Back Vocal
Robbie Robertson: Electric Guitar & Acoustic Guitar
Garth Hudson: Lowrey Organ
Levon Helm: Drums
John Simon: Piano



lunes, 17 de septiembre de 2018

In a Station



FORESTMAN´S BLUES


Music From Big Pink may be rooted in the earth but it exists entirely within the head. The way it makes roots music sound as impressionistic and idiosyncratic as any other kind of rock’n’roll is revolutionary. 
Stephen Thomas - Pitchfork 2018



Si To Kingdom Come tenía la frescura y bravado bleatleliano del White Album y mucho de la banda de rock&roll de carretera y manta que habían sido hasta el momento The Hawks,  la milagrosa In A Station, colocada en tercera posición,  tiene ese anti-modernismo iniciado en el Reino Unido por los chicos de Muswell  Hill casi a la vez, con otra de las obras maestras de 1968, The Village Green Preservation Society by The Kinks, El tiempo les ha puesto en su sitio a ambos discos y ahora les consideramos hermanos porque les vemos algún que otro rasgo común. Sobre todo su vuelta a un lugar donde huele a leña y se tienen tías que preparan el té con diferentes tipos de bizcochos.
A ambas bandas les respaldaban dos genios: Bob Dylan y Ray Davies. Es decir, los mejores compositores de canciones (letra y música) de la existencia.

La canción se podría considerar una nana con todos los elementos característicos del productor, el sexto The Band, John Simon. A él le gustaban los ecos oníricos en las voces y meter sorpresas melódicas por todos los rincones (su disco en solitario es una joya enterrada en el olvido que recomiendo encarecidamente porque es realmente complementario a MFBP)


A pesar de que el tono ya no es tan suplicante como en Tears Of Rage, cuya melodía también es del propio Richard, ya se ve el alma torturada que "el vocalista principal"- como les gustaba llamarle al resto- se gastaba en todas sus interpretaciones. Iba siempre al borde de la catarsis, como barfly y adicto al Grand Marnier que era. Nada mejor para describir su transmisora voz llena de sensibilidad que ese licor dulzón que produce la más agria de las resacas.


Pienso de nuevo que los discos de los Impressions junto con los de los Staples, fueron desgastados en los estéreos de la Big Pink ya que el candor del falsete de Curtis yo lo veo por todos los lados, como la técnica vocal de la familia gospel cuando se ponen a cantar los tres como ángeles.


Pero toda esa producción y filtrado eléctrico de las ideas democráticas de los cinco tamizadas por el sexto, le da todo el aire de soul moderno o psicodélico a In A Station y es muy alucinante escucharla en la nueva mezcla sin polvo. Y esta es la canción donde mejor se percibe la novedad. El sonido del clavinet la hace tan especial...


In A Station es un encantamiento que va formando una especie de género junto al resto: los blues del guardabosques. Unos escoceses afincados en Connemara-Irlanda iban a grabar los del pescador veinte años más tarde, en una movida espiritual, la de los Waterboys, inspirada en la de las Basement Tapes y The Band con Bob Dylan. Avanzar replegándose a la retaguardia de la música popular.


Ya son tres canciones de la cara A y llama la atención el protagonismo de Richard Manuel, el cual marca mucho este debut porque todos tenían claro que era él era el soulman entre soulmen, la voz adecuada a ese tipo de sonido único que sacaron de esa casíta rosada que ahora se alquila - por una pasta- en Airbnb.



Once I walked through the halls of a station

Someone called your name
In the streets I heard children laughing
They all sound the same
Wonder, could you ever know me
Know the reason why I live
Is there nothing you can show me
Life seems so little to give...


Richard Manuel: Lead Vocal & Piano

Rick Danko: Back Vocal & Bass
Robbie Robertson: Electric Guitar & Acoustic Guitar
Garth Hudson: Clavinette & Electric Piano
Levon Helm: Drums




jueves, 13 de septiembre de 2018

To Kingdom Come



EL BECERRO DE ORO

You can tell right away that this is country music by its twang and its tenacity. But you know it's also rock, because it makes you want to move 

Richard Goldstein en la crítica a Music From Big Pink
New York Times, agosto de 1968.




Tras el insólito órdago a la grande de comenzar un disco por la emocionalmente devastadora Tears Of Rage- di que les daba igual porque tenían un artefacto de iguales quilates para el final- Music From Big Pink sigue con la canción del lote que les sitúa más en su época y les hace pisar de nuevo la tierra.

To Kingdom Come es prima hermana de algunas del Mr Fantasy de Traffic o del White Album de los Beatles; es decir, siendo puro sonido Hawks, de sótano y afilado acero de banda de carretera, el tratamiento de las voces juguetonas de Robbie ( si la canta él!) junto a Richard, le da un aire de psicodelia con regusto Earl Grey e incluso sin cruzar el charco a  Buffalo Springfield, Love o los Byrds (ojo al dato, de la influencia de estas tres bandas no se escapaban ni los ermitaños)

Por otro lado, la canción, de tres minutos y medio- es decir, en la medida- es también producto de la puesta en común previa del sótano donde destaca una vibrante guitarra de Robertson que no se sabe si es rítmica o solista porque prácticamente es el todo en el corte. Enrabietada, caprichosa, de fábula, To Kingdom Come es a su vez algo soulera: veo ecos de los éxitos de Sam & Dave (ese call and response histérico)  o de sus adorados Temptations (ese impulso y groove que les caracteriza.)

En la letra la sombra de Bobby es alargada en versos tan John Wesley Harding como:

Tarred and feathered, yeah, thistled and thorned
One or the other, he kindly warned
Now you look out the window, tell me what do you see
I see a golden calf ( becerro de oro) pointing back at me

Y es que por algo los roadies en la gira judas 66 le llamaban a Robbie "el hombre lapa".

Lo raro es que Steve Winwood no haya hecho una versión porque le pega. Tratad de poner su voz y su hammond en la melodía. Al fin y al cabo por eso a los Traffic siempre se les ha considerado los The Band ingleses. Ay los cantes de ida y vuelta USA-UK, motor del rock y el pop hecho arte!.

Aquí, en To Kingdom Come la interpretación de la música americana, o más bien del rock, que hacen los inquilinos de la Big Pink toca la yema de los dedos a la de los arrendatarios de Abbey Road. De hecho, circula una versión improvisada de los de Liverpool en las sesiones de Let It Be. Y eso, podéis llamadme romántico y tontorrón pero es tan bonito...



Robbie Robertson: Lead Vocal & Electric Guitar

Richard Manuel: Lead Vocal & Piano
Rick Danko: Bass
Levon Helm: Drums
Garth Hudson: Lowrey Organ


martes, 11 de septiembre de 2018

Tears of Rage




A SOUL FILLED WITH GOLD


"You know the punky attitude that had to do with music - hate your mother and stab your father. It’s kind of a trend of some sort, and this (the next of kin photo)was a statement that we weren’t there. We don’t hate our mothers and fathers. It (Tears of Rage)’s from a parent’s point of view. So what if your parents did you wrong? Maybe they did, but so what? Everybody’s doing what they can do, right or wrong. I’m just tired of hearing all this - that little girl, Janis Ian. You know, Jim Morrison and all those people. I just think that they’re a drag. Even if that is their situation, who cares?"


Robbie Robertson


Se agolpan las emociones en torno a esta plegaria llena de infinitos recovecos de resentimiento, dolor, amor y desencanto. Una interpretación vocal memorable sobre un tempo lacio, como mareado, de nudo en el estómago, creado por unos instrumentos que se regodean en el penar de un alma que suplica entre las ruinas de la relación paterno-filial.
Y a estas alturas ¿a quién le importa lo que hizo o dejo de hacer esa hija descarriada y desagradecida, si al final es la historia comprimida de la mayor de las decepciones? ¿Unos padres desolados que no han acertado con la educación necesaria para mantener el vínculo o simplemente unos padres no correspondidos?
Tears Of Rage es la gran obra maestra dentro de la otra que es Music From Big Pink. Ya en The Basement Tapes me estremece y junto a Going To Acapulco o Sing of the Cross, constituyen los tres momentos del Sótano donde el alma de Bob Dylan se muestra en su estado más salvaje y sincero.
Pero es Richard y su falsete- entre Ray Charles y Curtis Mayfield- el que lleva la canción a otra dimensión, cósmica y trascendental, frágil y delicada a la vez que bíblica y celestial. Y el sonido de los parches de Levon la sostiene con una delicadeza etérea, con aire de  saeta más todos esos vientos plañideros de orquesta del Ejército de Salvación y sobre todo, a esa guitarra amplificada como un órgano y a ese órgano que hace solos de guitarra tan definitorios del segundo lustro de los años sesenta como el gran piano de A Day In The Life.

Y uno se la reza de nuevo y se aplica su propio cuento porque es padre y ve que las relaciones con su hijo aunque no sean tan drásticas como en los versos dylanianos, últimamente "van de mal en peor". Eso es lo que tiene de ventaja una letra con el misterio suficiente para hacerla comodín.Y me siento un poco el "thief", el poli malo, como Richard.

Todavía se siente y en la mezcla nueva de Bob Clearmountain muchísimo más, la satisfacción por la grabación bien hecha, por el duende atrapado, por ser testigos de un milagro, algo religioso de verdad.

Tears Of Rage no es una canción al uso, es una plegaría y como tal nos introduce de manera magistral en el planeta Big Pink  desde el manantial donde nace: las Basement Tapes.  Y es un sonido nuevo que ya no es Hawks aunque tenga algo del eco de la gira con Dylan-Judas 66 y que no es exactamente rock, ni soul, ni country, ni folk sino todo eso y mucho más, es decir,  suena a The Band y nos quedamos con la boca abierta tras su inesperado pero trágico final. En Tears Of Rage está la música del futuro ( si te gusta te recomiendo el nuevo disco de Spiritualized)  y  toda la del pasado. No ha envejecido nada, y es que con 50 años uno puede estar todavía de muy buen ver. Tears Of Rage es una obra de arte cuya humanidad estremece aunque provenga de un mal sueño.


*Solo por estas tres estrofas con sus tres estribillos, Richard Manuel estará siempre en el Olimpo de los cantantes con más soul de toda la historia.


We carried you in our arms
On Independence Day
And now you'd throw us all aside
And put us on our way
Oh, what dear daughter 'neath the sun
Would treat a father so
To wait upon him hand and foot
And always tell him "No?"
Tears of rage, tears of grief
Why am I the one who must be the thief ?
Come to me now, you know
We're so alone
And life is brief.
We pointed out the way to go
And scratched your name in sand
Though you just thought that it was nothing more
Than a place for you to stand
Now I want you to know that while you watched
You discover there was no one true
Must everybody really thought
It was a childish thing to do
Tears of rage, tears of grief
Why am I the one who must be the thief ?
Come to me now, you know
We're so alone
And life is brief.
It was all very painless
When you went out to receive
All that false instruction
Which we never could believe
And now the heart is filled with gold
As if it was a purse
But oh, what kind of love is this
Which goes from bad to worse ?
Tears of rage, tears of grief
Why am I the one who must be the thief ?
Come to me now, you know
We're so alone
And life is brief.



Richard Manuel: Lead Vocal & Piano
Rick Danko: Back Vocal & Bass
Robbie Robertson: Electric Guitar
Garth Hudson: Lowrey Organ & Soprano Sax
Levon Helm: Drums & Tamburine
John Simon: Tenor Sax


viernes, 7 de septiembre de 2018

Music From Big Pink - The Band (1968) 50th Anniversary Edition (2018)



EL MAMUT

"...a bucketsful of clear, cool, country soul...the kind of album that will have to open it´s own door to a new category...the search of a calmer new ethic...a redefined morality, by the thirst for simple touchstones" Alfred G. Aronowisz, Rolling Stone




En la cultura del rock&roll -tan extinguida como el sapo dorado- el envoltorio ha sido igual de importante que el caramelo y ha generado un arte por si mismo. De la estética surgía la ética y entre ambas conseguían, en alguna ocasión, parar las agujas del reloj. Este es el caso.

Las divinas portadas de cuentos de acordes...sugieren.  Con su dibujo al pastel escolar, Bob Dylan hizo una labor de diez. No se si le pagaste por ello Robbie pero menudo favor os hizo, aparte de tantos, en aquel simple giro del destino.

Ayer vi un cartel en una biblioteca de mi ciudad donde una bilbaina famosa decía eso de que "un libro es diferente según cada lector", afirmación perfectamente aplicable a los discos y más a los discos-cuento como del que vamos a hablar un rato.

Con este debut, quizás el debut más revolucionario y moderno-si he dicho moderno- con el banana álbum de la Velvet Underground de la década fundacional, todavía tan vigente en nuestra pequeña Reserva del Sapo Dorado del Rock, a mi me ha pasado de todo y lo tengo que reconocer. Ha transcurrido mucho tiempo desde que me lo agencie en una copia con el sello económico Green Label de Capitol Records, a primeros de los ochenta junto a otros discos seguramente de los Pretenders o Graham Parker. Es decir, entonces Music From Big Pink no llegaba ni a su mayoría de edad pero ya era un disco de culto y fuera de tiempo, difícil de tragar en la efervescencia powerpopera en la que estaba uno sumido aunque ya adorara The Last Waltz. A mi me resultó de buenas a primeras un disco raro. Y es que lo es. 

Me costó mucho entenderlo ya que con el transcurso de los años me he dado cuenta de que encierra el misterio del bosque animado y que requiere de más experiencia vital de la que tenía cuando lo compré para que te ilumine el camino; además de la escucha reposada y vivida  de cientos de discos, anteriores y posteriores, para contextualizarlo y valorarlo como merece.

En realidad, MFBP es una república independiente, invisible según Greil Marcus, de la historia del rock de raíces y dentro de la propia obra de la mítica banda. Nacido de la experiencia en un sótano de una casa escondida entre pinos y de una camaradería extraordinaria en esa perita dulce temporal que combina la amistad fraterna entre músicos -contar con el apoyo de un Bob Dylan en paz consigo mismo y generoso no es moco de pavo- y donde se expande la hermosa sonrisa de la musa. Y esa independencia rabiosa de este debut tan antológico como raro, ha producido dos efectos: que se le ponga siempre de manera oficial, en guías y biografías, un pasito y/o estrellita por debajo del Brown Album-su segundo y por otro lado y con el paso de las décadas, poder detectar su influencia desde Bob Iver a Midlake, de Hiss Golden Messenger a Bantastic Fand, de Brinsley Schwarz a Band of Horses y que se reivindique, ahora sin parar y con cierta histeria por el lado más folk-hipster de este negocio como la primera huella en un planeta-etiqueta entonces desconocido llamado Americana. En ambos efectos nunca estaré del todo de acuerdo. Es tan obra maestra como el Brown Album, es un planeta al que nadie puede osar llegar porque es imposible. Quizás en ese sentido Deserter´s Songs de Mercury Rev sea la versión que trata de ponerlo en fecha con un resultado sobresaliente pero nada facsímil; o también el The Trials of Van Occupanther de Midlake que quizás sin quererlo tiene ese espíritu de bosque animado aunque sus columnas sean algo más románicas.

Ni MFBP es un disco de menor categoría que el marrón ni crea un estilo llamado Americana que ya éste existía desde los años treinta que ya sé que suena bonito y panorámico pero que no es del todo preciso para describirlo, a no ser que te bases en su hit eterno, The Weight, que parece querer ser más la simiente de lo que luego desarrollaron a pleno pulmón y de manera exquisita en su segunda POM estos inquilinos de la Gran Rosa y de la que si no te coscas de su buñuelesca letra te puede parecer un precioso western-country gospel que tampoco lo es porque lleva encriptada en su eterna letra las mística del las Basement  Tapes y del John Wesley Hardin, repúblicas hermanas pero independientes.

Todo es único e irrepetible en MFBP: el sonido, la producción, el tratamiento de las voces, los efectos, los arreglos, los ecos, el paisaje y si es curioso observar las influencias ( la troncal es todo lo tocado en lo que son las Basement Tapes de la caja Bootleg Series completa) y también que es un disco atemporal pero de su tiempo ( yo ahora escucho pinceladas de Cream en muchos de sus pasajes y la paradoja es que Eric Clapton decidió disolver el power trío por culpa de este disco) También, y eso está en las hemerotecas pero sobre todo en la escucha con auriculares buenos, mucho Curtis Mayfield, las cosas como son y los méritos a quién corresponden y diciendo esto estamos reivindicando una forma soulera de cocinar los arreglos de guitarra de Robbie Robertson que sirvieron para influir en los legendarios coletazos finales de los Beatles y en el desarrollo más roots de bandas como Traffic, cuyo debut - del año anterior- también fue un poco semejante en planteamiento pero a la inglesa y, por lo tanto, más cortado a la moda Carnaby.

Ahora me gusta más la etiqueta de psicodélico porque lo es y no solo por su speaker Leslie, por el particular sonido del Lowrey organ, o esos metales, es decir, el sello personal del gran Hudson, genio absoluto y crucial en este milagro sonoro que es MFBP sino porque este obra maestra absoluta suena, como he disco, a bosque animado y la psicodelía no es más que es una distorsión de la realidad que la vuelve más dulce y llevadera.

Cuando creemos que ya no hay rastro humano en la foresta pero sus fantasmas salen de paseo como la santa compaña; en este caso compuesto de almas de colonos europeos instalados en un lugar del Mundo llamado América del Norte... a eso suena MFBP. Y eso le hace moderno porque no hay nada tangible, todo son fantasmas rabiosos, suplicantes, heridos de amor pero que no dicen gilipolleces.

Acabo de conocer La Dordoña y allí hay un valle, el de su afluente el río Vézère, también llamado el Valle del Hombre por todos los yacimientos prehistóricos y asentamientos trogloditas que tiene y también ahora, entiendo mejor esta colección de canciones. Al final América está hecha en buena parte de Europa. Allí, en ese paraíso francés los pueblos son de cuento y un cuento es este LP, un cuento onírico lleno de libertad pura. Me bañe en el río y también sentí el latido del disco, además coincidió todo con la lectura de la extraordinaria biografía de Robbie Robertson. El mamut de su portada no apareció pero sentí su paso o quizás fuera un trueno lejano. Y fantaseé con esta hilarante comparativa ya que por mucho que quiera no reúno la pasta suficiente para visitar las Catskills Mountains y su casita de chocolate rosa en la Sierra de Nueva York. Pero a su manera imagino que allá resuenan, en el Valle del Hudson, los fantasmas de los indios que la poblaron y de los artistas, escritores, poetas y músicos que hicieron de aquello un edén semejante al Perigord negro. El bosque y el mamut, la santa compaña norteamericana.

En la noche fría dejan sus moradas,

viniendo a este mundo a expiar las culpas.
Mas después de las nueve y en lontananza
multitud de luces caminan sin rumbo.
German Copini/Teo Cardalla

Junto a los trucos de Garth, John Simon, el productor, es esencial para su sonido a cuento y su mérito es conseguir refinar a una banda de rythm&roll de carretera y darles otro rollo; además a todo hay que añadir el aire bíblico dentro del absurdo en el que estaban inmersos por el tipo de fábulas y textos que llegaban en los cuadernos que traía Bobby cuando quería probar rimas y nombres imposibles, botellas de pan y "demasiado de nada", fábulas sobre perdedores al ritmo de rudas polcas con ecos de cemento armado.


Se produjo esa República Invisible que tan bien definió Greil Marcus, salieron en procesión los ancestros mientras en la radio sonaban los éxitos del nuevo sueño californiano; se grabaron, eso si ya fuera de la casita rosa, las cacofonías de toda la wija musical que allí se preparó y el vaso dio tantas vueltas sobre la posición circular en la que ensayaban que estallo en mil pedazos y se incrustó en una bendición de espíritus y voces, de ángeles y dulces demonios; como el Camino de Santiago, se debería realizar, aunque solo sea una vez en la vida, el peregrinaje a West Saugerties, Woodstock, NY.


Nada más comenzar Tears of  Rage te sumerges en una fantasía y se te cae alguna lágrima acordándote de que las relaciones con tu hijo "van de mal en peor" y hasta que no termina el falsete divino de I Shall Be Released, le das la manita, como ese niño con abriguito que da la mano a su tío para que le lleve por una ruta diferente a la de sus padres y así conocer otros misterios de la vida.


Y es todo gospel blanco, si es el gospel blanco lo que inventa este contrarrevolucionario disco, surcando todas sus pistas y aquí están presentes más los Staples que los Louvin Brothers que también, y podríamos considerar las voces entrelazadas de Richard, Rick y Levon como los white Impressions. Le veo ese poso pero con una gracia transformadora que lo combina con la música americana más country o ancestral colona y con la inevitable explosión sixties de amplificar con efectos las voces y los instrumentos para generar un escenario, el del bosque animado.


Y es entonces cuando caes en la cuenta de que en ese año, el 1968, se formaron varias repúblicas invisibles como Astral Weeks, Village Green Preservation Society, el White Album,  Beggars Banquet o Notorious Byrd Brothers. Y ahí continúan y nadie ha querido meter preso a nadie por proclamarlas.


Cincuenta años para tratar de entenderlas y según crees las vas dominando   más incógnitas te generan. Menos mal que el disfrute cada vez es mayor.


Y en 2018 y con 54 años, me pongo la nueva mezcla del 50 aniversario realizada por Bob Clearmountain - uno acudía a ella con reservas harto de tantas  burras viejas que nos venden con otro cascabel- y me lleva a ilusiones nuevas y a luces que antes no vi, diamantes que se quedaron en la cuatro pistas en el proceso de mezcla y masterización. Incluso hasta las ganas de tratar de escribir sobre ellas y reflotar este blog.


Conclusiones: es un delirio lo que destacan ahora las voces de los three angels -incluso four- cuando se atreve Robbie al micro. Es de absoluta carne de gallina sumergirse en el sonido de los parches de Levon, pura piel de animal en la que late un corazón noble. Los imaginativos órganos de Hudson, el aire barrelhouse de Richard hasta haciendo chiscar sus desordenados dientes, la acertada inclusión del one , two , three, four inicial de Lonesome Suzie que la hace real cuando hasta ahora uno dudaba de que esta hermosura la hubiera grabado el común de los mortales. El aire Traffic y Cream de algunos giros (esa melange inmensa que es Chest Fever) que uno quiere pensar que son más producto del sonido de una época, de la moda imperante porque le extraña mucho que en la Big Pink se escucharan sus discos, pero vaya usted a saber...Y qué decir de los licks de Robertson tan Mayfield y Cropper y a la vez tan nuevos, suyos e insuperables, besando en el centro de la boca de las canciones. O de ese In A Station que me hace llorar o de un This Wheel´s On Fire más ácido que nunca.


Y es que MFBP es un musical del drama humano de sentirse solo y acompañado. Las voces arañan el alma, los instrumentos también porque parecen voces humanas. Todo se amplia hasta límites insospechados. Esta remezcla de Clearmountain (chapeau!) me recuerda a la que se realizó con Street Legal o a la rehabilitación de la Sixtina, se les quitó mucha confusión para parecer recién pintados. Ahora todo suena con espacios, con alientos, con alma, es muy alucinante.


Todas estas novedades y muchas más, que no puedo verbalizar, te hacen amarlo más y que no me parezca nada mal el planteamiento de la nueva mezcla aunque no debemos dejar de lado la original de John Simon, con esa capa de polvo fina que les sienta tan bien a los cuentos, ya con fue con ella con la que abrimos los ojos como niños.Y ahora que soy demasiado mayor para unas cosas pero todavía tan niño para algunas como Music From Big Pink...eureka!, lo he podido entender todo. Ese mamut de trazo bisoño dibujado  en la cover es la perfecta descripción de esta obra de arte.


La bestia ha cumplido 50 años pero que ahí sigue criogenizada en su pubertad y ya no me asusta, es más,  me siento tan bien en su regazo....

Y el Mamut me vuelve a susurrar y yo a él en call and response y con la voz soulful de Richard:

Once upon a time they used me indeed

Tomorrow never came
I could sing the sound of your laughter
Still I don't know your name
Must be some way to repay you
Out of all the good you gave
If a rumor should delay you
Love seems so little to say


Erase un vez en que me usaron de verdad

el mañana nunca llegó
pude cantar el sonido de tu carcajada
Todavía no se cómo te llamas
y si hay manera de compensarte
todo lo bueno que me has dado
Si un rumor pudiera retrasarte
"Amor" es tan poco con lo que llamarte

Y uno entonces, vuelve a soñar y a la calmada ética de Music From Big Pink. Porque la unión hace la fuerza y cinco amigos músicos tan geniales como humildes, dieron sonido al bosque desde su propio epicentro y bajo las condiciones más extraordinarias.



* P.D: la serie seguirá canción por canción.



La Land se reactiva en su décimo aniversario y así lo queremos celebrar.

Gracias a tod@s  los landers por escuchar durante estos 10 años.


Amo la música más que a todo.

Amo la música más que a todo.
Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.