lunes, 9 de abril de 2012

TEXTOS RECUPERADOS: MODERN TIMES - BOB DYLAN

MODERN TIMES – BOB DYLAN
Columbia Records -2006


Puente de Vasco de Gama, el ancho Tajo y una intro con un redoble de pegada, como de "comienza el show" y vaya que si comienza:


“Thunder on the mountain” es un tema de clásico rock&nroll, un principio muy prometedor y digno de un disco destacable, un chute de groove, donde Dylan frasea con claridad pasmosa. Es una delicia oírle sin parar. Los solos entre estrofas de guitarra son tan perfectos que bien podría durar dos horas sin dejar de ser fresca. Rumbo a Evora y esto no puede ser mejor. “Siento que mi mente comienza a expandirse” dice el de Duluth y realmente te lo hace notar.


Y llega el segundo tema “Spirit on the Water” y uno se mosquea, le parece una especie de bajón repentino, quizás sea el brutal cambio de tempo, quizás sea que la banda no esté a la altura de un tema que no le va, es demasiado larga. Habrá que esperar a que poco a poco vaya tomando posición. La sensación Milikito no puede hacerme perder versos tan bellos. En la misma onda “Beyond the horizon” pero mucho más hilvanada.


La forma musical de expresión predominante e intermitente es el blues de Chicago:”Rolling & Tumbling” ”Someday Baby” “The Levee gonna break”, tomando prestadas cosas de los clásicos, filtrándolas y devolviéndolas a su hogar en todo su esplendor. Si algún día tendría que convencer a alguien de que Bob es el único bluesman blanco y que los canta con pegada y duende, este sería un posible trío de ases. Mención especial a “Someday Baby” donde el enganche al amor equivocado y dañino tiene una interpretación memorable y el riff que, aunque más viejo que el sol, siempre resulta efectivo. Ahí en la cima con Obviously 5 Believers, Leopard Skin Pill Box Hat, Cat´s in the Well y tantos otros blues de His Bobness. “Someday Baby” impresiona, escucho en sueños una cover en dueto sureño con Lucinda Williams. 


El arte de la balada años cincuenta ala Elvis se llama “When the deal goes down” y para decir que su corazón le pertenece a su chica pese a lo inexplicable de la vida, hace flotar su escasa pero expresiva voz quebrada en trémolos de guitarras hawaianas, creando un verdadero paraiso sonoro.


Hasta ahora todo con buen color, buen sonido, natural como los palos musicales que selecciona (evidentemente continuista respecto a Love & Theft) pero, sin embargo, hay tres canciones anchas que merecen capitulo aparte ya que trasmiten puras epifanias. Es además, la primera vez que parece existir un acuerdo en que se tratan de las joyas de la corona:


“Workingman´s Blues # 2”: su intro de piano acústico es realmente dylaniana hasta el escalofrió. Llegan aromas de “One of Us Must Know” con los dos sublimes versos iniciales de poesía de arrabal de Houston y la melodía tiene más que un acorde de “Is your love in Vain” (Otra vez “Street Legal”). 


En fin,  esta oda romántica al proletariado de bota campera demuestra que nadie canta Dylan como Dylan. Ni Bruce, ni Elliott, ni Calamaro, tres que seguro están embelesados por semejante composición. Como si de otro palo musical se tratara aquí le toca hacer un “dylan” a su propio inventor y lo borda, tengamos en cuenta que, otras veces, lo caricaturiza.


“Nettie Moore”: mayúscula, inmensa, sutil, expresiva, con un redoble de Semana Santa solemne sobre el que frasear a gusto y con la increíble sorpresa del mejor estribillo del disco con unos arreglos de cuerda sobrios y delicados. Parece uno olvidarse del escaso registro vocal de Bobby pero su bendito fraseo, los tempos que da a las sílabas, la musicalidad de las palabras, los finales en túnel, los falsos altos hechos con bajos, la hacen única. Con este sermón desde la montaña demuestra una vez más que,  sin quererlo, sigue reinando en el firmamento, que es necesario y que como dice su colega Petty, “simplemente es mejor que el resto”. Tú Bob, echaras de menos a Nettie Moore, pero nosotros te necesitamos “hasta que el Mundo se vuelva negro ante nuestros ojos” mientras puedas componer cosas como esta. Lo dicho, soberbia, de la familia de “Man in the long black coat” de “Señor” “I & I”: esas que mantienen la tensión narrativa y melódica a la perfección, que tienen varias corrientes subterráneas dentro.


“Ain´t Talking”: la más larga de un disco de canciones largas. Traía muy buena prensa de los privilegiados que la escucharon en la sesión secreta. Como interpretación es excelsa y es ese tipo de letanía que encajaría a la perfección en “Slow Train Coming” si bien debe mucho a J.J. Cale. Si el de Tulsa se hubiera pasado a tocar la solista y eso que los músicos están perfectos en todo el álbum salvo quizás dubitativos en “Spirit on the Water” donde el tempo juguetón y caprichoso de Dylan marca demasiado. Otra vez las palabras se entrelazan en pura poesía sobre lo cerca que andan el bien y el mal. Estremece la autoridad de la interpretación y una última estrofa donde el jardinero desaparece y deja que en el jardín místico (de Van Morrison?) crezca la maleza y ya nada es lo mismo. Un “It´s all right ma” post Bush “versus” Osama o quizás “loves” en vez de versus. Menos mal que un acorde mayor es lo último que escuchas…porque es realmente tremendo este “Ain´t Talking”


En conjunto es un grupo de canciones muy definidas, con mucha personalidad y que no siguen un ciclo narrativo propiamente dicho, ni un tema concreto y responden a distintos estados de ánimo con distintos ritmos por lo que puede desconcertar y por supuesto cada uno tendrá sus favoritas. Pero en el fondo es muy vital ,como todo lo que ha hecho hasta ahora y trata el amplio abanico de sensaciones que produce observar estos falsos tiempos modernos. El titulo está muy bien elegido aunque sea prestado también. “Vivimos, morimos y no sabemos por qué”. Ese es el misterio sintetizado que conocen sólo los grandes. 

Obra magna en letras y muy dinámica intrumentalmente por su banda de carretera. Parece concebida para formato vinilo. Dylan aborrece el cd: “es tan pequeño que nada se puede esperar de semejante cosa” , incluso como dice “lo que escuchamos no tiene nada que ver con el directo en el estudio”. 

Disco del año por muchas razones: porque Dylan con 65 años todavía es relevante, porque ha sido de nuevo número 1 en USA y en gran parte de Europa salvo España (Ya sabes Maná, Fito, La Oreja…) , porque este año no ha habido Antonys, ni Arcade Fires , ni uno de Richard Hawley ,ni el sublime último de los National, ni un “Silva” de Vinicius Cantuaria, ni un Bright Eyes, ni un Faluas do Tejo de Madredeus (Gran reserva la del 2005)
Los ya consagrados han optado por el bello continuismo léase Lambchop, por lo tant, Modern Time debes escucharlo. Artistas tan grandes se cuentan con los dedos de una mano o mejor dicho me temo que con dedo índice es suficiente. 
La portada no está mal con esa foto retro cincuentas pero para responder al contenido hubiera estado mejor la vista de un Waltmart (Aquí Carrefour) al fondo y él con el carrito de compras metálico recuperando el dólar tras encajarlo en la fila. ¡Imaginarlo con su camisa Hank Williams una talla mayor a su quijotesca estampa! Esos son los tiempos modernos, mal que nos pese. Pero sean los tiempos que sean Dylan es más necesario que nunca.
Joserra Rodrigo-Septiembre 2006*


*publicado en la página de Vascopress

Postdata posterior: Me hace gracia cosas de esta reseña...por ejemplo que a las "milikito" había que dejarles su tiempo: Spirit me parece ahora preciosa y en general, el disco es un clásico, de los five stars de Bob...ya tantos!
La reseña fue realizada nada más llegar de Portugal, mi "Tierra prometida" y con tres o cuatro escuchas pero sigo coincidiendo en lo básico y disfrutando mucho de este disco. De hecho, "Workingman Blues #2" aparece en el programa Veteranos como uno de las canciones de la década.
 

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Amo la música más que a todo.

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Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.