domingo, 14 de febrero de 2010
UNA ATMÓSFERA DE EXTRAÑA INTIMIDAD: PASEO EMOCIONAL POR HARVEST
El destino ha querido que en esta efemérides Harvest me encuentre de domingo combinado:una rápida visita al Museo del Prado, para que mi hijo vea lo que hay que ver, de tren de vuelta y de tecleo táctil e incómodo para intentar estar aquí con todos los soldados en el tributo al disco mejor del 1972. Y me siento un poco el capitán del invento que ha dejado en tierra a la tripulación. Por eso, aquí estoy dale que te pego al tecladito del iphone, viendo pasar la meseta gélida a toda velocidad y buscando la inspiración que merece en el plano sentimental uno de mis cuadernos de bitácora sonoros esenciales.Vamos que sería uno de los diez que me llevaría a la isla.
Hoy, en el Prado, me he centrado casi media hora en observar Las Meninas como merecen, hacia mucho tiempo que no las visitaba y me ha dado un sindrome Stendhal en toda regla. Tanta belleza es que no se puede aguantar. Y por mucho que el divino lienzo sea una perfecta armonía de espacios y haces de luz, son las caras y expresiones de los allí retratados los que han conseguido mojar mis lacrimales.Nunca me había pasado antes, me estoy haciendo mayor.
No le falta culpa a esa sensación el haber disfrutado de un fin de semana estupendo, visita incluida a la tienda Radio City (Guauu) y conciertazo de Richard Hawley.
Ya os contaré...
Adoro Madrid y nuestros amigos del alma Amaia y Javier nos han tratado como a los reyes reflejados en el espejo y que presencian la escena de la madre de todas las pinturas.
Y viendo el cuadro he pensado en Harvest y en que la belleza clásica es siempre igual de fresca pero se va enriqueciendo según cumples años. Atalanta lo cuenta tan bien...
También corroboro como apropiada mi típica expresión "meninas" para referirme a la perfección en forma de canción, sigue siendo el mejor referente.
Y cuando en la audio-guía he escuchado la frase del día, sabía que era la manera de titular la entrada más personal acerca de Harvest: "el cuadro tiene una atmósfera de extraña intimidad"
De esa manera se puede descubrir el impacto que me produjo en mi adolescencia escuchar este vinilo.Yo ya estaba bastante "dylanizado" (Desire, Greatest Hits, Hard Rain y de ahí para atrás, poco a poco) lo cual contribuyó a que esos sabores me resultaran familiares.
Fue de la manera que os cuento: yo me quede un par de años a comer en casa de mi madrina que vivía frente al cole y me era más cómodo que volver desde casa para el pase de tarde.Allí recuerdo que comía esos platos tan ricos que me preparaba que aunque sencillos tenían muy buena presentación. El arroz a la cubana era con moldecito, huevo con puntillas e incluso el medio plátano frito aunque jamás me lo comiera y por supuesto un tomate de perder el aliento. Todo perfectamente cocinado y servido.Mi primer atisbo de atracción hacia la cocina hecha con amor y para que te entre por los ojos.
Después había un ratito para echar una partidita al parchis con su hija, unos años mayor, en su habitación que estaba toda forrada de mueble bueno de madera y suelo enmoquetado.Señalo esto porque recuerdo la acústica de aquel pequeño rincón. Jamás lo he escuchado como allí de real por mucha remasterización que tengamos disponible. En una de las profundas baldas un buen plato giradiscos y siempre o casi siempre, alli plantado un disco de la Warner Bros de etiqueta central de color alvero.
El ritual era poner la aguja los días imparessobre la cara A y los pares sobre la B. Más o menos un cuarto de hora o veinte minutos hasta tener que bajar corriendo a clase.
El primer día fue algo mágico y cálido: ruido cris cras entra la pista y pumpum bum pumpum bum...y la armónica hiriente de Out on the Weekend. Se generó de inmediato una atmósfera de extraña intimidad y comenzó a sonar la voz de gato suplicante de nuestro canadiense. Parecía que aquello yo lo había escuchado siempre. Se convirtió en rutina y algo familiar.En realidad perdía siempre la partida porque estaba más a las guitarras de Alabama o la alegría de Q"Are you ready; a la melancolía de Harvest o a la tristeza de "The needle".
Yo quería que llegara ese ratito tras la comida y ante cualquier atisbo de cambio por parte de la dueña del tocadiscos, yo me ponía pesado para que se dejará de Odessas de los Beegees y siguiera la contumbre semana tras semana como una misa. Tengo un recuerdo muy vivo y , sin embargo, no lo puedo asociar en su origen como Atalanta a una relación amorosa, era un dagalín...pero marcó los fundamentos de lo que concibo como la mejor atmósfera para conseguir la intimidad con una persona y hay canciones como "A man needs a maid" que,en situaciones emocionales delicadas no podría escuchar sin derramar la lagrimita, esa que me ha venido con Las Meninas, ya que es parte de mi vida, del concepto que tengo del amor y del arte aunque suene chochi y pretencioso.
Yo siempre digo que mi educación parte de los valores que me han transmitido los seres a los que quiero y mis padres, por supuesto, pero creo que Harvest es una de las mejores lecciones que un extraño me ha dado de como concebir lo que merece la pena en esta vida. Me refiero a que no lo escucho como música, no si me entendéis, ni puedo establecer una favorita, Harvest es parte de mi en esa maravilla que supone para los artistas que sus obras maestras les dejen de pertenecer cuando se diluyen entre los que les escuchan con fervor.Es una cuestión de buenos alimentos y buena presentación y de dejarte un regusto eterno, como el plato de mi madrina.
Desde entonces me acompaña este disco de marras y no concibo no tener Harvest a mano ya que es el mejor de los compañeros.Por los diamantes no pasan los años.
Mañana seguimos para que podamos rematar todo esto y comentar los magnificos especiales de todos vosotros, amigos y kamaradas. Thanks.
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la verdad es que yo también tengo un recuerdo de una salita de estar con muebles de madera y suelo de moqueta en la casa de mi abuela, solo se iba a esa sala a escuchar música y a ver fotos. Recuerdo sobretodo, y te va a hacer gracia, T-Rex y fados, pero a alguno de mis tíos le debía encantar el Heart of Gold, porque es la única canción que recordaba de Harvest y la tengo asociada a eso. Recuerdo que no se podía bailar porque la aguja saltaba, jajjajaja.
ResponderEliminarMe encantó el post, el postconcierto, el postprado, el postmeninas y el punto final en el tren.
Precioso. me alegro que disfrutars de tu fin de samana madrileño.
ResponderEliminar"Harvest" tambien es una larga hisoria de amor de mi infancia, disco que acaricio y su portada de papel sepia y ligerament rugoso me transporta a tiempos de extrema belleza.
Un abrazo
Como he ido escribiendo por ahi menudo homenaje que le habéis hecho a esta maravilla del tío Neil. felicidades!. Un saludo.
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