viernes, 17 de enero de 2014

FRANKS WILD YEARS - TOM WAITS (ISLAND -1987)

La borrachera de las entretelas

Me siento en deuda con Franks Wild Years, la Cenicienta de la trilogía Island de Tom Waits. Seguramente estaba entre mis entretelas, de las más sentidas, pero por un motivo o por otro , sin ganas de recuperarlo,  por tratarse de sentimientos duros a flor de piel. Recuerdo perfectamente cuando salió, porque yo ya era fan y había pasado por taquilla por todo su catálogo para la fecha y tenía todos sus discos. Había una tremenda expectación, dos obras maestras seguidas como son Swordfishtrombones y Rain Dogs no eran moco de pavo como para no esperarlo como agua de mayo.

Quizás el que fuera asociado a una obra de teatro y , después, a una película de culto como Léolo ( Cold Cold Ground sonaba en su momento culminante) parecía que le harían una obra menor o por lo menos, no del calibre de las dos anteriores.
El caso es que recuerdo que tardé bastante en comprarlo, que era caro (siempre han sido caros los discos) o es que igual estaba en otras guerras y que también me parecía áspero, pero le llegó su momento porque la verdad es que, era y sigue siendo, un disco sumamente intrigante,  lleno de misterios.

Yo en particular lo asocio al ingreso en urgencias de mi darling companion que acabó en un quirófano. Fue esa noche, cuando salimos del cine de ver Léolo, ella tenía mal cuerpo y la película no le gustó nada, a pesar de que sonara su amado Waits en la B.S.O. Algo le pasaba ya porque cuando andas mal, mosca, nada contribuye a estar receptivo y menos a la sordidez de aquella película canadiense,  quebequiana para ser más exactos.
A la madrugada recibí una llamada al fijo de mi casa ( la de mi madre todavía) con la noticia de que ella estaba en el hospital donde becaba (de investigación) pero no precisamente en el laboratorio de Inmunología sino en los boxes de un quirófano.
Unas nubes negras muy grandes se veían en el horizonte, en la salida de la sala de espera.Lo recuerdo perfectamente, mucha angustia y ver una cara que quieres con locura desencajada por el dolor, es algo difícil de soportar.
Durante la intervención y espera (calificación: grave) sonó este disco en mi cabeza y pasó el largometraje en mis pensamientos para que todo, al final, saliera la mar de bien. Siempre pienso que fue un milagro de David Hidalgo y su acordeón en Cold Cold Ground a la que le pedí misericordia por el walkman. Directamente, asocié mi esperanza a Hidalgo , a su memorable intervención en el tema central del tercero de la trilogía en Island Records del del Pomona, el tremendo  y descarnado Franks Wild Tears.
Es lo que me sigue transmitiendo su escucha, esperanza dentro de la complicación y el desasosiego más brutal, una sonrisa dentro de ese sórdido circo que es la vida y sus cambios bruscos que aprietan pero nunca ahogan, por lo menos, hasta que dejas de respirar.

Leólo, el niño, vivía su infierno mediante la evasión en la ensoñación y nunca habrá una mejor metáfora para describir el efecto placebo que nos suministran  nuestras canciones y artistas favoritos.Eres inocente cuando sueñas y cuando escuchas la música que amas.
Rescaté el disco tras el suceso y Franks Wild Years ya sonaba muy diferente, a milagro.
Seamos sinceros, no es un disco fácil porque hay que luchar para defenderlo contra aquellos que se quedaron con el Waits barfly piano man de la Asylum pero aborrecen el cambio que supuso para él encontrar a su Katheleen y que le diera una vuelta de tuerca a su sonido y nunca mejor dicho, lo deconstruyera.
Es como cuando me preguntan si prefiero al Neil Young acústico o eléctrico, paso palabra, me parece absurdo eso de separar por mitades un todo, eso es no querer rendirse a la evidencia de que tenemos polo positivo/polo negativo y en la alternancia está la vida.
Tom Waits con Swordfishtrombones se reinventó a si mismo y creó algo nuevo bajo el sol, eso si, basándose en muchas cosas llenas de óxido por aquel entonces pero preciosas y que nos resultaban novedosas desde el Capitán Beefheart hasta Edith Piaff, también Leólo era una película diferente.
Pero y digo yo...¿para qué elegir algo si no se sabe lo que nos va a tocar soportar en el futuro? ¿para qué encasillarnos si somos cada minuto una emoción diferente que reacciona distinto al sonido de una canción?

Al turrón. El disco comienza con la síncopa de Hang on St. Christopher donde se engrasa la cacharrería con varios de los escuderos básicos de su Island Period: las guitarras cubistas de Marc Ribot (un genio), el bajo de Greg Cohen y la batería de Michael Blair: una auténtica cadena de montaje del horror y uno se acuerda de lo que pasa en Gamonal, sale tu parte violenta porque no hay otra alternativa cuando dejas a un barrio abandonado a la mano del viento. Si se hubieran dispersado, no se hubieran parado las obras. Pues dale que te pego con esta banda gloriosa que con la ayuda de luminarias al saxo como Ralph Carney y por supuesto, al llanto único de la acordeón de David Hidalgo de Los Lobos, entre otros, hacen de todo una barricada incendiaria donde gritar de desesperación.

Straight to the Top en su versión de-mente y rumbera ( la de-frese y Sinatrera vendrá después) es el baile de burdel del infierno, puro vudú y el demonio si existe y es la voz de nuestro hombre con sonido a cinco paquetes diarios de Habanos y un millón de resacas.

La desemperanza se llama Blow Wind Blow, justo lo que quería yo en aquellas escaleras de salida de urgencias, con lágrimas en los ojos, que el viento soplara y despejará aquellas nubes negras, incluso creo que soplé, no llegó a llover. A veces las cosas van mal y Tom domina , como nadie, el tema de aquellos personajes a los que no les protege nada ni nadie.Una marcha fúnebre donde los enanos llevan a Blancanieves a pillar un gramo que la resucite, fabulosa.

Temptation,  es el sonido de los gitanos de la cabra y la trompeta de la esquina de Gamonal norte ( ¿hace cuanto tiempo que no se escuchan en las calles?) comandados por Caruso y el James Brown de los años cincuenta. Una legión de desamparados atrapados por la última tentación de la vida callejera, por ejemplo, las máquinas tragaperras. Hilarante , llena de groove y básica en la transición a terrenos de melodrama Moulin Rouge, manteles de cuadros rojos, tarantelas compuestas para el Cristo de la Compasión de una capilla napolitana.

Porque eres inocente cuando sueñas, claro que lo eres, la culpa no conoce ese arte inmenso que es lo que desarrolló en esta trilogía el loco del tio Tom. Esa canción de chiquiteros borrachos que es Innocent when You Dream en su barroom version se ha convertido por derecho propio en un momento culminante de sus conciertos. La única vez que le vi y seguramente le veré (precios desorbitados), nos la cantó al final del primer set de piano solo y recuerdo que la lágrima me humedeció el papo y cayó directa desde su curvatura a la moqueta.

Seguimos con temas de corsarios adictos al Cointreau:: I´ll Be Gone , con gallo mañanero incluido , recuerda a esa frase mítica de Waits cuando le hablaban de Sad Eyed Lady of the Lowlands, una favorita para él: cuando la escuchas quieres casarte con una gitana y salir en un carromato de por vida pero no hacer nunca nada igual todos los días.

El aire fronterizo y axfisiante de Yesterday is Here relaja un poco el tono por su amplio paisaje Morricone y un registro vocal sujeto por fin al influjo del tranquimazin, precioso efecto ahí incrustada en medio de tanta chaladura.

Please Wake Me Up comienza como una llamada a recuento de frenopático, con sonido a columpio descacharrado para que en una mezcla de talking blues a lo vieja gloria desfasada de Broadway nos relate otra de sus historias de perdedores y perdidos.Estamos en el circo, no lo ovidemos. Waits es circo.

Franks Theme es el primer himno de gospel etílico dentro de una colección que suena a las diferentes partes de una borrachera lúcida donde se caza ante al mentiroso que al cojo porque todo suena impregnadito de ese tipo de euforia que producen los tragos aplicada a realidades como puños.

El barquillero de la margen derecha del Sena parece querer cantar More than Rain mientras de la grandiosa Way Down in the Hole se ocupa el fantasma de Chester Burnett aka Howlin´ Wolf convertido en el Jorobado de Notre Dame. Estos personajes se nos aparecen entre la niebla con un riff monkiano de Ribot que asusta de lo bueno que es, preciso como una integral matemática.Un alarido primitivo recorre todos los surcos de esta segunda cara, a Waits le encanta el disco de la Plastic Ono Band.

Como un crooner vacilón retirado en Las Vegas, rememorando la plenitud de sus Asylum Years , le tenemos a Tom de vuelta a casa en la preciosa versión Sinatra de Straight to the Top (Vegas) Un respiro.

I´ll take New York es un poco Jo qué Noche ,una locura, te has metido en el sitio equivocado y no puedes salir como si tienes que llamar desde Estambul (Telephone Call From Istambul ) porque te has metido en un buen lío. Banjos leprosos tosen por doquier mientras trata de repicar las campanas por los desgarramantas aunque el campanario está lleno de palomas que no las dejan sonar.

Llega el momento para la menina del FWY: Cold Cold Ground, una de sus mejores canciones de la trilogía y la más estructurada dentro del caos que es aquí todo. Sublime aparición de David Hidalgo que llena de ternura un destino fatal.
No seas una llorona cuando hay leña en el cobertizo proclama Waits, utilizando unas frases muy dylanianas época Basement Tapes-John Wesley Harding, todas muy evocadoras, las cosas adquieren vida y las personas permanece inertes. The old weird America.

Train Song es el segundo gospel aunque todos lo son, gospel de taberna pero no sólo eso: en mi opinión es la canción más bella que jamás ha compuesto su autor: más que nada por una razón, por cómo la canta. Si hubiera Oscars para la interpretación de una canción se lo hubiera llevado de calle. Cada vez que la escucho, siento un escalofrío recorrerme por todo el cuerpo que me recuerda que lo podemos perder todo en un segundo y que en Train Song se condensa esa esperanza de que no ocurra, los milagros existen y , a veces, el tren te puede llevar de nuevo a casa porque sucede lo que deseas y sólo por esa posibilidad merece la pena aguantar, como pasó ese día en el Hospital de Cruces, Barakaldo, Bizkaia.

He encontrado un texto de hace muchos años manuscrito que le dedique a este disco entre viejos recuerdos:

Como un zumbido de abeja que viene y va, recordándonos que existen estaciones de trenes solitarias, tipos con suerte, suerte sin dueños, corazones rotos por las más diversas razones, ciudades superpobladas, pueblos abandonados, desiertos de vida, lugares indecentes, personas desnudas, almas desgastadas, coches con zapatos de tacón cubano, camisas años veinte deslucidas por las calles de Tánger, sombreros con la media luna en Noruega, bandas que tocan polkas en Harlem, parejas rotas por sueños violentos, centros siquiátricos y chevrolets descapotables, palabras a destiempo y hasta lapsos de felicidad, despedidas definitivas, tuberías rotas y trenes sin destino. 


10 comentarios:

  1. A mí, por lo general, me cuesta asociar discos a momentos concretos, Joserra; además, carezco de esa humanidad y de esa generosidad que tú tienes. De todos modos, todo se resume en eso que dices del Young acústico o eléctrico: ¡los dos, por favor! Lo mismo vale para Waits, que, por fortuna, ha seguido publicando joyas como "Mule Variations", "Real Gone" o "Bone Machine". "Franks" lo tengo en preciosa edición de vinilo… al igual que "Small Changes". "En la alternancia está la vida", sí señor.

    Abrazos.

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  2. Imposible que uno vuelva a escuchar este disco de la misma manera después de leer esto, Joserra. Gracias por compartirlo. Entradas así sólo tú eres capaz de parirlas.
    Entiendo lo que dices de que no nos podemos quedar sólo con una u otra etapa de Waits... porque Waits es todo... Pero aunque he disfrutado (y disfruto) con los discos Asylum, yo sí prefiero el Closing Time y The Heart Of Saturday Night. También llevo unos años en que me da pereza escuchar cualquier cosa nueva que saca (me quedé el Mule Variations).
    Con Young, en cambio, soy incapaz de elegir acústico o eléctrico, y me niego a hacerlo.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Por si acaso, donde dije Asylum quería decir Island.
      Saludos

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  3. Juré un día de hace muchos años, que no volvería a ver Leolo. Soy una mezcla rara entre el cobarde hermano fortachón y el propio Leolo. Ahora no usan bañeras heladas ni descargas ni trepanaciones, nuestra situación es mejor, a qué negarlo, pero sigue habiendo prisiones mentales y químicas que no por prisiones dejan de ser necesarias. Y hay muy muy muy poquitos locos malos, y si uno es malo es inducido por el delirio. Un yermo y gris viaje en el que algunos escogemos la soledad y soportamos el dolor de su mordida.

    El 13 fue mi año Waitsiano y este FWY es mi favorito de su época Island, si te soy sincero ni tengo los otros dos ni les he dado mucha cancha. Pero en esos días de soledades mal llevadas, aprecio mucho la compañía de mis discos de Tom. Tienen algo que consuela.


    Porque sueño no lo estoy,,,

    Yo ya no sueño demasiado, solo juego a cazar hologramas de bonitos ojos con los que sustituyo a las mujeres de carne y hueso. Esto es, la nada más absoluta, el fuego lento.

    Perdón por mi derrotismo, tal vez estupidez, tal vez incompetencia o tal vez cansancio. Abrazo!

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  4. Me pasa lo mismo que al anterior comentario. Disco que tengo apartado pues siempre me pareció menor en la trayectoria de Waits ahora después de leer el articulo tendre que desempolvarlo

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  5. Emocionante Joserra ! Eres un puñetero y un retuercetuétanos pues hasta ahí llegas para mi con esto de hoy. Este fue, curioso, el primer disco que me compré de Waits y para mí de menor no tiene absolutamente nada (mis favoritos son "closing" y el swordfish pero a este le tengo cariño especial)... A veces me pongo el final de "Smoke" solo para deleitarme con el final de film más hermoso de los 90 cuyo envoltorio sonoro es "Innocent when You Dream"... Es el disco de "Way Down in the Hole" y "Cold cold ground" (por todos los gods)... Abrazo guzzero Joserra y que te pongan una constelación por esto que el mármol se te quedó atrás.

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  6. Precisamente esta semana escuché “The Black Rider” y a pesar de la dificultad que relatas de “Frank Wild Years”, este discazo parece Britney Spears, mucho más accesible que el primero. Ahí sí que se ve que Tom Waits no es más que circo. Gracias por una de esas joyitas que nos regalas de vez en cuando en la que destripas un disco filtrándolo a través de tus vivencias. A todo nos ocurre, pero puede que nos cueste más enlazar los discos con nuestras emociones, tendemos a algo más “profesional” cuando la realidad es que nos equivocamos de medio a medio; la historia de los discos es la historia de nuestras cuitas enganchadas a esa música de la que, enfermos sin remedio, no podemos prescindir.
    Estoy en algo así como un extraño momento de cambio en mi vida, en que planteo mucho de mi relación con la música y me pregunto si no estoy perdiendo el tiempo con mucha de la música pop o rock que escucho, casi todo lo actual, que pierdo demasiado tiempo investigando, que me tengo que quedar con vuestros diagnósticos sin más. Empiezo a pensar que hay una música verdaderamente real o auténtica –cuidado, muy amplia, desde Fugazi a Miles Davis- y que todo lo demás no son más que sucedáneos. Y hoy que sacas al amigo, poca música más sincera, honesta, valiente que la de Waits; una música que llega directamente desde el corazón o desde las tripas.
    El otro día vimos “La gran belleza” una peli italiana que viene a ser una recreación de “La Dolce Vita”; complicada, no para cualquiera ni para cualquier rato, pero llena de logros y sobre todo que hace pensar, que aporta muchas cosas. Es como el arte difícil, como Tom Waits o “Leolo”, en el que cuesta entrar pero que recompensa infinitamente el esfuerzo. TE dejo una maravillosa frase de “Leolo”: “"Lo único que le pido a un libro es que me inspire energía y valor, que me diga que hay más vida de la que puedo abarcar, que me recuerde la urgencia de actuar"

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  7. Preciosa historia Joserra. Para mi FWY es tan esencial como los otros dos. SWT el cambio. RD el exito (y aunque suene poco cool, para mi el mejor). FWY la culminacion. Desde ahi se volvio lazy, pero nos ha dejado algunas obras magnas mas. Cold Cold Ground es el momento culminante. La asociacion perfecta entre el weirdo en el que parecia querer convertirse y el borrachin torch singer previo. Arte en definitiva. Siempre pincho otra vez el oasis de Yesterday is Here. Como dices, suena al desierto de Tabernas. A Sergio Leone. A un respiro entre tanta fuerza cambiante. Una absoluta joya. Abrazo

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  8. precioso disco. Personalmente es el que más me gusta en su etapa ochentas, me parece el más completo. Por supuesto hay que completarlo viendo u oyendo big time

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  9. "...palabras a destiempo y hasta lapsos de felicidad..." JRR

    no hay que desesperar, ayer estaba hecho polvo y hoy estoy bien, ciclotimias que vienen y van, La Vida.

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Amo la música más que a todo.

Amo la música más que a todo.
Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.