viernes, 2 de agosto de 2013

SENSITIVE KIND: J. J. CALE


Llámame brisa, llámame silencio.

Te has muerto J.J. y no sabes cuanto lo siento pero no tu rumor, ese que produce la caricia en el alma, un aire acondicionado natural en el desierto de las penas, tú eras el Backdoor Man, arquitecto en la sombra del downhome soul, de la melting pot colada por una telilla de talento sobrenatural. Es inútil recordar tus colecciones de besos en forma de long-plays, intuir la apertura de aquellos ojos de un chaval de 2º de BUP absorto en un escaparate de una nueva tiendita de discos de la calle Manuel  Allende de Bilbao ante una portada con el 5 en forma de sello antiguo ( quizás mi primer sello sonoro ese que hizo que dejara apartada la colección de los sellos reales y  los vendiera para conseguir comprar más discos)
No es el de Tulsa cuestión de canciones , de épocas destacadas, de hitos, de recomendaciones las unas sobre las otras. Es más cuestión de escucharle , como a Joao Giilberto, su alter-ego del hemisferio sur, escucharle susurrar pasiones acertadas y sencillas y apreciar su brillante tono a la guitarra, único, imitado pero nunca superado. Quizás, como dijo Veloso del inventor de la bossa nova, escuchar a J.J. es mejor que percibir el silencio o el siguiente paso al mismo, esa tranquilidad infinita de escuchar  los sonidos del campo o de la ciudad algo desierta. Es cuestión de  percusión, de silencios intercalados, de ritmos de tren, de músicos de sesión excelsos, de instrumentales enlazados como ángeles en vuelo entre su integridad rock and roll, de funk de oro ( no como etiqueta y pantalones campana sino como ser como Lee Dorsey, ustedes me entienden)
Tengo todo lo que has grabado y tu casa de discos ha sacado al mercado porque no me importaba nada más que escucharte, no podía  ser crítico porque no lo has permitido dando siempre lo mejor y por eso duele tanto que te hayas marchado. Tus discos, a cuentagotas, eran día de fiesta el  día de su publicación con  todo el ritual. Percibir sólo una ligera y refrescante experimentación con nuevas texturas,  siempre influido por el  reggae y el dub e incluso por la electrónica con alma quizás haya sido lo único destacable en tu discurso siempre coherente y fiel a unos principios de compromiso con la gran música norteamerica al sur de la Dixie Line. Podrías haber participado en The Last Waltz, deberian haberse acordado de ti los muchachos y seguramente lo hicieron pero tú tenías bolo en el pueblo de turno y no te iba la cocaina compartida entre rockstars aunque la consumieras en la intimidad. 
Personaje discreto, normal, más en la línea de sus adorados Dan Penn o Spooner, enlace permanente de la busqueda googleliana Eric Clapton/Mark Knopfler (ni color), inalterable,  emocionante, con su musa Christine Lakeland (tan importante) y su aspecto de fontanero o empleado de gasolinera de barba cerrada con pocos pero buenos amigos.
Lo que hubiera dado porque no hubieras sido tan perezoso y haberte disfrutado en directo.
Pero no  te preocupes, te llamaré brisa, te llámare silencio y cuando esté en el coche con kilómetros por andar y no me apetezca escuchar la radio, el cd o lo que sea , pondré J.J., the Sensitive Kind y no sentiré calor,  ni agobios, ni tensión, me sentiré en casa en pleno viaje. God bless J.J.  Cale, una pérdida que duele,escuece y que nos deja un poco más a la deriva.


3 comentarios:

  1. Justa despedida, Joserra, Cale era lo que tú nos cuentas. Unos cardan la lana y otros se llevan la fama…

    Un abrazo.

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  2. Magnífica entrada, como siempre tan emocional. Me pongo el "Okie" en un instante.
    Saludos,
    JdG

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  3. Que gran homenaje, amigo. No puedo más que suscribir tus palabras y compartir el dolor que nos ha provocado su inesperada muerte. Adios, J.J., gracias por la felicidad que nos diste con tus canciones.-

    Un abrazo, Joserra.

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Amo la música más que a todo.

Amo la música más que a todo.
Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.