DISCOS CREPUSCULARES: Xo-ELLIOTT SMITH

Xo: NACIDO PARA SER CREPUSCULAR

La historía de un buen hombre llamado Elliott Smith es sumamente curiosa y un pelín extraña, el Nick Drake de la era post-grunge nace tanto de las baladas lennonianas del disco blanco como de la trilogía sagrada de Big Star pero en su técnica de voz en multipistas generó unos coros angelicales retroalimentados únicos , basados en los de otro ángel atormentado: Marvin Gaye.

Siento decir que mi primera impresión fue el deja vú pero la segunda de admiración absoluta ya que como los Fanclub sus canciones son tesoros plagados de líneas melódicas sublimes, siempre encuentras una nueva y con el efecto primario de una narcolepsia pop que me resulta hasta hoy necesaria, sobre todo en determinados momentos como el presente, un poco raro, con ganas de volver a mi ritmo tras recibir alguna que otra patada en las piernas.

El amigo Ruper, el de Oñati, siempre me cuenta que le vió tocar en Nueva York y que le pareció un ser extraordinario, que era especial todo lo que emanaba de ese alma tímida y llena de pánico de escena, él lanzaba rosas sin darse cuenta desde su introspección crónica. Nanas de pop para poder dormir y pensar , eso es para mi Xo, mi disco favorito del pálido songwriter.

Waltz # 2 me parece tan inmensa con su aire Big Pink-Abbey Road que estaría bailándola hasta el final de los días. Y todo en Xo suena a destino cantado, a crepúsculo programado aunque los medios tiempos kinkys de Baby Britain quieran ir en la dirección opuesta y a diferencia de otros discos con su firma,  todo fluye y todo es cinco estrellas en Xo. Pitseleh de guitarra de palo con una sucesión de acordes muy de la época, los Lemonheads, ese pop nacido del hastío del ruido grunge y de la revolución de los Replacements.

Los pianos eléctricos de Independence Day y los rasgueos de Bled White indican que se sigue la tradición de hacer canciones bonitas como los Go-Betweens. Todo encaja.

Waltz # 1 pone la cane de gallina como una cajita de música de esas que tanto le gustan al Sr Mark Everett, la abres y sale Campanilla, esa que estaba en Julia o en Thirteen.

Pero siempre está un algo al acecho detrás de lo bonito que no lo hace del todo cómodo y sientes una extraña lástima por el muchacho que canta, como que las cosas no le van bien y se refugia en la suprema belleza hasta que no aguante más. Elliott se metía de todo.

Amity que parece algo más ruda es un pedazo de tema que debe mucho a los grupos FM americanos mientras que Oh Well OK es Nilsson actualizado, una maravilla con los arreglos Eleanor Rigby de rigor y unas guitas Harrisonianas.

A Question Mark o lo que le quieren Eels y las acústicas, que predominan como demuestra Everybody Cares, Everybody Understands.

Al final su Because ( claro homenaje) en la ultra crepuscular y spine-tingling I didn´t understand. Escuchar en los dos canales un coro de varios Elliotts Smiths sin más acompañamiento que su talento para las armonias es algo perfecto para rubricar la que considero su POM, crepuscular por supuesto porque este pobre ángel nació crepuscular y crepuscular fue su fin: nació para dejar belleza grabada y marchar, como Nick Drake, demasiado sensible para soportar la agresión exterior, demasiado brillante para ser pulido por el entorno. Hoy lo escucho y me parece que es una pena que lo dejemos pillar polvo en el estante porque todavía es más grande si cabe, ahora que estamos tan colgados de Matthew E. White, es decir , de los milagros, de los puntos y aparte.

Xo es de esas cosas que no admiten picoteo, se escucha de tirón, incluso en repeat como ese tren del vídeo, el sufrimiento se lleva por dentro y observando desde la ventana es como se obtiene el consuelo, eso es una buena metáfora de lo que representa para nosotros la música, esas casitas americanas, perfectas, nevadas, preciosas.

Esta entrada lleva impreso el nombre de mi amiga Lu, la Srta. Hynde de Triana, mi amiga , esa que adora al pálido Elliott y a esa que voy a ver muy pronto.