miércoles, 28 de noviembre de 2012

GUSTITO PA MIS OREJAS

El eterno cubo de Rubik

Con His Bobness también me encanta el rollo de la comparación audiofila y me gusta comprobarlo con mis propias orejas. Es como si eres fan de Velazquez y las restauraciones, las capas y los matices, las texturas y lo que transmiten. Aquí va mi veredicto:  ahora con un plato nuevo txollo que me pillé marca  NAD, de estos que retiran del Cortijo Inglés a una quinta parte del precio y que hay que estar al quite para tener suerte, estoy recuperando sensaciones orgásmico-musicales de primer orden, observando que las ediciones españolas de finales de los setenta y primeros de los ochenta que yo compraba juntando pagas, reyes y cumpleaños , dependiendo sellos , no eran tan malas como uno pensaba.
Me sorprende por ejemplo el gramaje de las de Neil Young, más gordos de lo uno recordaba y me enorgullece haberlos tratado tan bien y aplicar una máxima con ellos, prefería regalar uno nuevo a quien me lo pedía que dejarlos: así están, brillantes, bien cuidados y con tan poco cris cras. ( Mansion y Adisson  dixit)
Me los he ido bajando poco a poco de casa de mi ama,  tras 19 años de querer traerlos pero de no saber donde ponerlos y , sobre todo , de no disponer de un plato en condiciones. Tempest gracias contigo he vuelto al vinilo.
Ahora recuperan ser mi tesoro pero ante todo los clásicos, es decir la discografía completa en vinilo hasta que nos pasamos a la dictadura del cd, de Dylan, de Young, de The Band y los Kinks, Tom Waits, Van The Man o Elliott Murphy, entre otros reyes.
Conclusiones: suenan como un tiro, sobre todo tío Neil que nació para bebérselo en vinílo y donde su música que es movimiento,  respira. Escuchar Will to Love y el crepitar de la leña o esas baterías de Kenny Buttrey que nadie podrá superar, adquiere otra dimensión, llena.
Hay mucha tontada con los formatos y yo me quedo con el cd y con el vinilo, el mp3 nunca me ha gustado porque es pret a porter ( a mi me da dolor de cabeza, me cansa) pero lo importante es la cata, la aventura, picotear, volverte a apasionar, un circulo tontuno de comprar siempre lo mismo porque lo amas.
Os puedo asegurar que la edición en cd de On the Beach hace bien poco editada en dicho formato , comparada con mi viejo redondel negro es una mierda pinchada en un palo (unsound que decía Drake) y propongo una campaña para  que Time Fades Away no sea jamás editado en cd.
No es por esnobismo , que en los vinileros hay mucho, pero os diré una cosa, el vinilo es amor, amor por el primer amor y para el que no tuvo la suerte de bailar con la más guapa, el vinilo de entonces, la posibilidad de hacerlo ahora, aunque ahora a precios prohibitivos.
Tempest por ejemplo en vinilo es la POM que no es en cd, John Wesley Harding en la mono-edición de 180 grm. una maravilla mientras que Blonde on Blonde dámelo en stereo. en las MARAVILLOSAS Y DEFINITIVAS EDICIONES EN SACD ( qué buena inversión) : cada cosa su cosa, es tan diferente...
Yo que sé que bonica es esta chaladura , como dice Nikochan, me encantaría poder hacer con vosotros los kamaradas o los landers unas audiciones guapas, qué chulada más friki, comparativas de sensaciones como los sommeliers, ver si el hammond de Cooper de LARS suena mejor en la Gold Cd Edition del Highway ( eso seguro, es la joya de la corona, ahí  si que lo escuchas y Highway 61 Revisited gana como número 1 entre toda la discografía del de Duluth y por goleada, el disco)

100.000 € ...que es eso para uno de Bilbao (Nacho me ha corregido, yo hice una rebaja mental considerable)

El otro día con el amigo Nacho nos fuimos a una audición espectacular a una tienda de Hi-fi de Bilbao, Supersonido ( un nombre muy apropiado), a una sala de estas para escuchar,  donde tenían por una semana unas barras de altavoces que costaban la friolera de 35.000 €, un escándalo a todos los niveles, diseñadas por el productor  Peter Thomas y aquello fue una zarzuela de las sensaciones:
Kiwanuka sonaba a cielo, el Arthur de los Kinks mono-versión de la box-set como grabado ayer,  esos guitar licks de Dave, Coyote de Joni estallando con los matices y armónicos del Jaco a las cuatro cuerdas fretless, Street Legal de gritar de abrasivo y soul ( las congas de Where are you Tonight parecia que estaban ante mi jeta, sentía hasta el olor de sus tripas tensadas) y ese ...there´s a long distance train...rolling through the rain...tears on the letter I  write: los Beachwood Sparks demostrando que su disco es candidato al oro de la Land, como si Pet Sounds y el Notoryous maridaran en una mezcla perfecta; Bill Fay haciendo que se nos cayeran los calzones con sus maravillosos arreglos de cuerda de su última POM y los Ramones más pop del End of the Century y su murazo spectoriano...
En fin,  que fue  un delirio escuchar aquello como si estuviera grabándose en nuestras narices y todo tan  forever young. Pero eso no era el día a día, era especial, como cuando suena la música por los sistemas de un concierto de los Stones.
Lo del sonido, lo de exprimir la última gota de la composición del cuadro,  es una chaladura , una maravillosa chaladura. Y si te gusta la música, la quieres guapa, cuanto más guapa mejor.

No es mi plato, es el de otro friki y encima fan de la Simone, no te digo...seguro que es Long Black Limo.


11 comentarios:

  1. No sé si mi vuelta al vinilo será esnobismo o no, pero lo cierto es que para mi es un gusto oir música en ese formato, tan solo le encuentro un pero y es que tengo que estar animicamente bien y animado para decidirme a poner un disco en el plato. Lo encuentro un formato muy disfrutable y lo que uno creia perdido ahora está en auge gracias a carrozas y frikis y a algún jovenzuelo bien dirigido por su tito jejeje. Esa curiosidad por saber qué canciones conforman cada cara, el orden en que van sonando potencian a la obra, enriquecen la expresión artística y le hace al oyente disfrutar más que un monótono compacto o un frío mp3. No reniego de ningún formato, todos tienen su momento.

    Respecto a la calidad del sonido, mis vecinos, que ya me qukeren echar de aquí sin saber yo bien el motivo, no dudarían en ponerme en más problemas si metiera un equipo mejor aquí, tiro mucho de auriculares, los inalambricos Sony suenan de forma aceptable y no son del todo caros, ese es mi techo, poca cosa para poder afirmar que mis ediciones españolas del dylan gospel de finales de los setenta y primeros ochenta, suenan bastante bien, pero si lo había notado que lo hacían. No suenan precisamente mal. Saludos Rodri y disfruta ese plato.

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    1. Esnobismo en nosotros los frikis musicales no lo hay porque mamamos de los mandamientos sagrados y uno es todo lo que rodea a la obra de arte que es un disco bueno o muy bueno o pom.
      La audición dle otro día en esa tienda fue la repera pero es como la felicidad, dura un timepo corto, luego hay que adaptarse cada uno a su sitio y comodidad.
      Hoy he escuchado mi Saved de 1980, comprado con 16 añicos y suena que te cagas. Ned qué gusto escucharte y saber que estás bien y animado a comentar y hacer esta aportación tan bonita. Un abrazo.

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  2. Por cierto, ha visto usted que nuestras ediciones Hanky Panky Recors de Pete Dello ya pasan de los cien dólares en ebay?, no las suelto ni loco, algún día serán de mi sobrino.

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    1. La mia para mi adolescente, jajaja...dios que discos más maravillosos esos de la saga Dello y Honeybus.

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  3. No soy talibán del vinilo, pero siempre lo he escuchado y siempre lo haré. Todos lo que pasamos de los cuarenta (años y principales) y seguimos siendo adictos a la música sabemos que el vinilo, además del sonido, posee una carga ritual que hace de su escucha una experiencia especial, aunque yo haya tenido orgasmos estéticos con muchos discos compactos (mejor Deep Purple en CD que Perales en vinilo, por supuesto).

    Un abrazo.

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  4. jajaja bien explicado Gonzalo. Buenos días!

    abrazos a los dos!!

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  5. La música, cuanto más guapa mejor. Bien ahí Joserra! Hay mucho snobismo en esto de los vinilos, pero algunas verdades son verdaderas, eh. Hay ediciones en CD que son un espanto. Todo el jazz suena mejor en los viejos lps, por caso. Abrazo!

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  6. Después de muchos años de oir música a diestro y siniestro, sin prestar mucha atención al sonido, recibí una lección audiófila administrada con un amplificador a válvulas Jadis, unos altavoces ProAc y un reproductor de CD Meridian. Se me puso la piel de gallina oyendo flamenco... y eso que entonces no me gustaba. La buena música suena excepcional en un buen equipo.

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  7. Me aproximo al medio siglo y soy de la opinión de que hay bastante de esnobismo, más en este país donde los vinilos eran, por lo general, de una calidad miserable. Después de décadas de comprar cientos de vinilos -que guardo y escucho puntualmente-, el cd se ha apoderado, por miles, de mi casa. Desde luego, los primeros no sólo eran una estafa económica -lo siguen siendo y más en esta nación de naciones- por poner a precio de novedad grabaciones multiamortizadas por las discográficas y tecnológica (tengo cds que cuando acaban se oye la aguja santando al final del surco). Pero las remasterizaciones actuales son espectaculares, a la par de permitir recuperar grabaciones inéditas imposibles de editar, por el precio, en vinilo. Además entre oír una cassete (otro formato reivindicado por los frikis)y un cd en el coche ya me diréis. Para mí lo importante es que el personal escuche música, aunque sea cuando silba en la ducha, pero que se oíga. Por cierto, la nostalgía nos hace olvidar que nunca se ha podido disfrutar de un abanico tan amplio de géneros y discos como ahora. Sólo hay que recordar cuándo el único medio, fuera de Madrid y Barcelona, de pillar algo medianamente interesante era el boletín de Discoplay o que un conocido pudiese salir al extranjero y trajera tesoros de plástico negro.

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  8. Bueno es cierto, ahora hay muchisimas posibilidades locales e internacionales de conseguir música, antes uno iba a la casa de discos a ver qué encontraba o a ver qué ponian en el Bid y ahora tienes el disco que quieras cuando quieras (o puedas), tan solo tienes que esperar unos días. Respecto al sonido,,,yo a tes tenía un equipazo que consiguió pudrir la convivencia en mi piso antiguo de tal forma que me echaron a patadas de allí no sin cierta razón, y será un condicionamiento negativo o algo, pero no quiero pasar por lo mismo, live in silence. El día que me toque el euromillones me compro una casa en mitad de ninguna parte y un equipo cojonudo. Abrazos Rodri y todos.

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Amo la música más que a todo.

Amo la música más que a todo.
Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.