domingo, 1 de mayo de 2011

LA MISA DE DOCE: LA BEATIFICACIÓN DE LOS FOXES

Antes te ejecutaban, ahora comes pizza y compras tomates secos a millón.

Tras mi segunda y más completa visión de Roma, la anterior fue para ver a Bob, dos días de nada pero lo suficiente para saber que quería volver, no puedo por menos que reconocer soy víctima de un stendhalazo en toda regla. El viejo Imperio paga ahora su tributo, tanto conquistar por la fuerza y ahora está sometido en forma de hordas de pollos sin cabeza con móviles fotografiadores.Tremendo, somos así queremos robarlo todo en poco tiempo.
Nada de música, sólo tratar de encontrar entre miles de turistas la magía de los ocres y las nubes rafaelianas entre campanarios y mármoles , entre pakis con paraguas de cinco a dos euros segun escampara y  fuentes llenas de esculturas perfectas.
Bueno miento, sólo los Foxes, los Fleet Foxes. Aquí en Bilbao sus Blues de los Desamparados sonaban raros, a continuismo y piloto automático pero en los Museos Vaticanos llenos de belleza robada te servían de audio-guía sin pagar nada. Este hombre canta como el monaguillo del Papa Sixto IV y te pone los pelos de punta según caminas aquellos pasillos sin un centímetro cuadrado ausente de ornato y arte.
Este grupo es menos rock and roll de lo que quieren hacernos parecer y lo digo en el buen sentido, los Fleet Foxes son el nuevo canto gregoriano, una vuelta a los tiempos sin energía eléctrica, una cacofonía entre las colinas de la capital del Lazio.
Como las cosas realmente interesantes despiertan sentimientos opuestos, por un lado te da rabia que estuviera My Morning Jacket y su At Dawn antes, que sean los últimos del pastoreo bandwagon y se hayan comido el pastel de la fama pero en su habitat natural suenan al juicio final de Miguel Ángel.
Si The National están con sus canciones para elevarnos un poco de la vida moderna y verla desde las alturas, los Foxes para evadirnos de ella dentro del mundo antiguo, en los haunts of ancient peace de los que habla Van Morrison, ahí si que son los auténticos emperadores.
Es muy difícil que estos chavales hayan absorbido tanta cultura europea para que sean tan buena banda sonora desde Trevi al Palatino, del Trastevere a la preciosa basílica hecha de capas de San Clemente Mártir, sin embargo, eso te hace pensar que hay algo en el ser humano que transciende las modas , las épocas y las formas, que hay algo realmente solemne y memorable dentro de todos que hay que caber sacarlo y que se llama arte.
Sus portadas son adecuadas porque responden a lo anunciado de manera gráfica: pinturas del renacimiento, la época de los descubrimientos, intrigas en Villa Borguese.
Las voces no son beach boy ni tan siquiera byrds, estos barbudos suenan a antes de que su propio país existiera y ese es su papel. El problema es que desvaríen un poco como le pasó a Midlake en su tercer trabajo y se hagan free folk, a mi que me den canciones de monaguillo y se dejen de be bop acústico.
Muchos dicen que están sobrevalorados y puede ser cierto pero lo que está claro es que son algo reconocible aunque en Montezuma roben para rematar los dos acordes suspendidos del Percy´s Song de Dylan o que en Blue Spotted Trail calquen al eterno Paul Simon era Bookends (en serio, insisto, su último disco en acojonante landers)
Este segundo larga duración de los de Seattle comienza brillante y hacia el medio pasado se vuelve más insípido, cosa que no ocurría en el anterior.
Trate de recomprar en cd discos que ya tengo en vinilo de Branduardi y pensé que para qué, además ahora con esto de la globalización, unos tipos de la costa oeste norte USA ya estaban llenando de sentido al Circo Máximo, a las estatuas de Bernini, a  la bellísima plaza rococó donde está Il Gesú, ellos consiguieron que las piedras me hablaran de tiempos inmemoriales, que las nubes fueran blancas mantequilla y con formas caprichosas y que me parecieran menos vergonzosas las ruinas del poder de la Iglesia y del Imperio.
Al fin y al cabo una vez pasado el sufrimiento, sólo nos queda su bonito producto.

Behind every beautiful thing, there´s always some kind of  pain. Bob Dylan.
Por cierto , a partir de mañana y hasta final de mes , especial Bob 70.


Un set caliente de los Nuevos Santos Gregorianos para nuestra particular beatificación de las 12.

8 comentarios:

  1. Justamente escuchaba a Branduardi esta semana! No olvidemos a Sufjan Stevens en estos sonidos celestiales! Cierto que los Fleet Foxes en una catedral tiene que sonar a gloria bendita!
    un abrazo
    Tsi/Jesse

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  2. Sí pero no. Así me quedo con el último de los Foxes. No se si mi cuerpo es capaz de aguantar tanto sonido celestial. Y sí copian al Simon de Bookends, pero yo al igual que tú sigo alucinando con ese maravilloso "So Beatiful...".

    Por cierto se rumorea gira española del bajito.

    Espero con ansia ese super especial de Bob.

    Un abrazo.

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  3. Kamaradas qué bueno escucharos, bueno eso es exactamente lo que pasa, los Foxes son un Prada, un Gucci, exquisitos para momentos pero no tienen adn r&roll para la vida diaria y es fácil que sean hype.
    En la Sixtina o en el Foro, sonaban que te cagas pero como decían mis Vainica, a veces quieres una tapa de jamón en vez de tanto museo, lo cual no pretende quitarles el mérito, el r&roll es de la calle y estos son más de museo.Pero es cierto, este último disco sólo me ha sonado rotundo en la citá eterna...mientras el anterior también me sonaba de maravilla pasando el puente de Deusto.Abrazos para todos.

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  4. Encantado de asistir a su beatificación. Pecknold no nos defrauda, como el bueno de Simon, apóstol, eterno como esa ciudad.
    Un abrazo.

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  5. "Hay algo en el ser humano que transciende las modas, las épocas y las formas, que hay algo realmente solemne y memorable dentro de todos que hay que saber sacarlo y que se llama arte"... toma ya. Bueno tenerte de vuelta y en estado stendhaliano, cosa que es comprensible. Fleet Foxes y Roma... bueno, cada uno se hace su banda sonora como le place, aunque en según qué sitios todo suena hermoso. Este mes en el blog va a ser espectacular.

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  6. Bienvenido, trovador... Esto no es rocanrol, es otra cosa, y no sirve para diario, no, no, no. Se tienen que dar unas condiciones especiales para los Fleet Foxes. Entiendo que pegue en Deusto, pero en Sevilla mantenerse solemne es bastante difícil, hay demasiada rumba en el ambiente. Y no es la música que me apetece escuchar cuando voy corriendo de un sitio para otro, me la reservo para otros momentos. Recorrer los Museos Vaticanos con Fleet Foxes me parece un maridaje de gourmet, oye. Lo mismo me pareció en su momento la elección del Cava, que recuerdo haberle leído un post sobre la Capilla Sixtina y Jeff Buckley, otro gregoriano que se las trae. Todavía no he escuchado nada del nuevo disco, ahora buscaré por ahí, pero pienso en el primero sonando sólo para mí en San Pedro y entro en éxtasis místico conmigo misma. Suena a cúpula, al aire que hay entre el techo y tú, no sé si me explico. Si el segundo va por el mismo camino tiene que sonar a gloria bendita en Roma, aunque sea paseando por la calle.
    Besos, mailof.

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  7. Pues yo no termino de pillarles el punto a los Foxes, la verdad, pero no dudo que escuchados en ese ambiente suenen a gloria celestial.
    Un gusto tenerte de vuelta, sobre todo con lo que se avecina.
    Abrazo.

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  8. Joer, pues ahora que lo dices le van al pelazo los Floxes a Roma. Saludos.

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Amo la música más que a todo.

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Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.