UN NUEVO TALENTO LLAMADO DYLAN LEBLANC.

No lo sé, la verdad, pero es que...estoy tan harto de nuevos Dylan y Youngs,ya es como hablar de una nueva serie de una marca de coches o de otra de productos Mac: cambian los detalles, la chicha muy poco a poco. Además, de un tiempo a esta parte, las sweet honey voices están everywhere (otra vez , con esa mezcla de spaninglis que le hace tanta gracia al Rey Lagarto)

Es tan desagradable el hedor a pastor, a leche de cabra y a reverb eclesiástica que uno quiere ser un poco cabrón y crítico con todos estos barbudos o chicos sensibles de nuevo cuño pero es que joder...me gustan tanto...que se me puede considerar un fistro pecadorrr de la prairie wind y mojo cada vez que me vienen con unas credenciales mínimas de folk-roquismo y armonía vocal, aunque tengan el apellido Flores.

Y ya te digo tronco, llamarte Dylan de pila y ser hijo de un músico de sesión de Muscle Shoals...eso es como como apellidarse Botín en Banca.

Cierto interés ya me suscitaba el chaval (20 añítos, colegas) pero era proporcional a la pereza de encontrarme con another fuking troubadour/troubadoura de esos para descargar, incluso comprar (bellísima portada a lo songwriter uk setentas) y olvidarle, allá para febrero de 2011, tras su aparición estelar en la recopilación Songs de turno.

Pero mira tú por donde merece la pena pringarse, apostar y estar al lorete de todas las nuevas camadas ya que me encuentro en este niño con voz de adulto, el balsamito para el otoño, mi revueltito de hongos y lo que seguro quedará sonando ya estando completamente roque, dos o tres canciones más, en esas primeras dormidas con el relleno del nórdico puesto.

Este fin de semana y eso que ha hecho calor, ya no he podido escuchar otra cosa.

No me quiero ponerme baturro o pecar de ser de Bilbao pero esto es LA HOSTIA o puede llegar a serlo: me sucedió recientemente con tipos como Fionn Regan ( su primer cd y en 2010 un segundo), Elvis Perkins o Hayden. Tienen ese algo, ese duende o chispa que les hace únicos...y como no sólo de Ray Lamontagne vive el hombre, aunque podría sobrevivir con una dieta exclusiva de su disco, uno necesita más y encima no está muy receptivo a sonidos post-punks y modernos ( The Suburbs de Arcade Fire lo está solucionando, aunque también es su disco más orgánico) y hasta La Violeta ha dejado de lucir, por un tiempo, en mi florero.

Está uno pelín country-soul (como casi siempre) y es que tanta naturaleza vicentina hace que cualquier producción hecha fuera de un establo me parezca puro ruido... vaya, que parezco mi abuela pero, tranquilos, que esto se me pasa.

Quizás responda a un estado emocional neutro, de morsa, con ganas de masajitos pero estable...un fenomenal momento para disfrutar y separar el grano de la paja o porque septiembre tiene su punto, mientras no venga la jodida lluvia y aunque el día acorta implacable, a sus atardeceres se acostumbraron mis ojos.

El caso, que me enrollo, es que me ha impactado el muchacho y mucho y que La Harris le haga coros vale un post-grado, pensemos en Adams-Heartbreker y Bright Eyes y su sublime joya de 2005. La diva del country-rock no baila el vals con cualquier idiota...

¿Cómo podría describir este "Paupers Field" y su autor?

Primero:este fin de semana no he podido escuchar otra cosa.

Segundo:lo fácil, decir que es el cruce perfecto entre Townes Van Zandt y Gram Parsons pero , lo más realista, por edades, un Ryan Adams circa Whiskeytown y su genial "Strangers Almanac", con un feeling más Neal Casal y un tono y timbre muy parecido al clásico setentero Jesse Winchester e incluso a Jim James de la My Morning Jacket fame.

Cierto, esto suena al enfant terrible pero...tiene algo suyo y moito mítico.

Ya se que hay muchas formas de ver las cosas y puede decirse que es otro copycat del género y partirse de risa, como veo lo ha hecho la BBC en su crítica, pero que no digan que no tiene alma porque si la tiene.Y lo de siempre, con CANCIONES Y VOZ vas a cualquier parte aunque suenen a Deja Vú, leasé Lamontagne.

Estoy viendo la cara de Coco o Chinaski (que seguro lo han escuchado ya) y sus ojos como platos, esto está hecho para ellos.

El disco evoluciona como un dulce vals, penetrante, que gana con las escuchas o como uno de esos tesoros ocultos de esos malditos de la década prodigiosa, de esos tipos que contaban su historia: ¿Colin Blunstone? ¿Guy Clarke? ¿Os suena la sensación producida por esos descubrimientos?

Y hay mucha madurez para lo tan escaso vivido...y eso pasa muy pocas veces y es indicador de talento natural sobrenatural porque a este Dylan no le ha dado tiempo a escuchar la música que parece asimilar.

Por si fuera poco, ha compuesto un clásico eterno del genero country-rock (del pelo de Hickory Wind) que pertenece a 2010 y se llama Ain´t Too Good at Losing: !esto es de Townes...mi arma, si hasta se parece físicamente al tejano!

Y yo con ese rollo me fundo como mantequilla asturiana al sol del Alentejo, me produce un nudo en la garganta y si, si me recuerda y mucho al último del Quique, del González con esa banda de lujo que se alquiló para una ocasión única en la vida ya que la steel aquí también te besa en plena boca.

Nada que soy carpetovetónico, un básico, una eterna victima del timo del tocomocho, todo lo que quieras... pero estos country-waltz me tendrán enganchado en los últimos días del verano, esos en los que debes ordenar fotos que nunca ordenas y recoger chanclas que no recoges hasta que ya resultan lejanas en el tiempo y te tropiezas con ellas por el pasillo.