ALEJANDRO MAGNO

Le Noise - Neil Young

(producido por Daniel Lanois)

Abróchense los cinturones de seguridad, bajada de presión en cabina y sensación de salto al vacío, un cosquilleo recorrerá sus entrañas y nada les parecerá igual en este viaje alucinante a través de 2010.

Como bien apuntó el amigo Coco, el viejo Shakey estaba perdido, mirándose sin parar el ombligo, sumistrándo soma con poca alma y menos chicha, necesitaba que le dijera alguien de una vez por todas...ven pa ca chaval que eres una leyenda y debes presentarte como tal, debes enfocar.

Daniel Lanois no se anda con chorradas y es tipo Mou, si hay que lanzar la botellita de agua contra el banquillo se lanza porque aquello no convence.La sangre corriendo por las venas, un entrenador exigente.

Para él , la ocasión era una perita en dulce porque había llamado a su puerta el siguiente , con Dylan ya se pudo explayar a gusto en dos ocasiones...

No se podía desaprovechar semejante ocasión para un experimento sónico nuevo.

Ocho temas componen Le Noise, un título que onomatopéyicamente dice mucho de quien está en los controles, de quien cede la casa, los ecos y los fantasmas. Todos son espectaculares.

Alejandro Magno se va a vivir una temporada con Maquiavelo para que le vuelva a dar el poder y afilarle su gran espada y así recuperar territorios .

Y lo ha conseguido.

Me adelanto a la fecha de su edición porque gracias a Sanfree y su preview me entraron unas ganas incontrolables de escucharlo y dí con él, con el tesoro anticipado. Gracias Sanfree.

Para ambientarnos y entender esta bomba de protones, nos situamos en lo conseguido por Alejandro en Sleeping with Angels basado en el descubrimiento de Rust Never Sleeps, hacer poesía del feedback y dinamitar el corazón dejándolo con olor a pólvora.

Ese hallazgo, ahora con Le Noise se ha deconstruido a la esencia cubista, como el Gernika de Picasso: nada de Crazys, nada de sección de ritmo...¿para qué?...la guitarra de Young siempre lo ha llenado todo, es el hombre orquesta y eso Lanois lo sabe: los bajos de sus open tunings tienen los olores de un buen Merlot o un de una caja de habanos y cada cuerda, sea de su Hank Martin sea de su Black Gretch son Patrimonio de la Humanidad, santos griales, de la primera a la sexta.

Y la voz...tengo una teoría...canta mejor que nunca (al bolo de Donosti me remito) y eso Lanois también lo sabe...la forma de tratar su voz en primer plano y su hiriente falsete llama la atención, una sensación de conversación face to face que sonroja.

Utilizar una maraña de ecos no hace más que aumentar el carácter de pleistoceno del encorbado hippie ya que es un dinausario en el sentido literal de la palabra.

De los ocho petardos no hay nada que destaque porque todos te estallan en la cara y te dejan heridas.

Desde la obra maestra de Bon Iver no ha habido un disco más importante, ni siquiera La Violeta y me la voy a tener que envainar porque Le Noise es del calibre del Live at The Sin-E del Arcángel Buckley. Otro inarticulado discurso de la electricidad.

Hablamos de otras ligas, del Mundial ni siquiera de la Champions.

Estoy tan impactado que tengo la sensación de que he metido los oídos en un enchufe y me cuesta pasar página y eso que en cola están cosas como Edwyn Collins y su nuevo trabajo, que es una debilidad.No puedo más anónimo e, como dices, me tengo que cuidar y el rock and roll me va a matar.

Hay cosas que no se describen, se viven y filetear lo dejo para los que lo saben hacer de puta madre por estos lares. A mi de momento esta pieza de carne se me ha caído como plomo encima y no puedo decir otro cosa, pagando los debidos derechos de autor en el registro de la propiedad intelectual de Santoña, de que estamos ante una puta obra maestra.