miércoles, 21 de octubre de 2009

LAS HUELLA DEL TIO SAM


Al gospel lo hicieron mundano y de una manera divina los siguientes señores: Ray Charles en su lado bluesy, Little Willie John y después James Brown en su aspecto macarra y , por supuesto, Sam Cooke en el más pop (como sinónimo de popular)
De ellos es todo el mérito y les debemos la música Soul, sin duda, el manantial sonoro más inagotable de talentos, carreras, canciones y voces de nuestra civilización.
A Sam, en concreto, le debemos las voces de engrudo y arena, con eco de iglesia , las canciones precisas, mágicas, que nunca se queman.
A Cooke le acusamos de negociante con éxito, de tendencia al mainstream, de ser un Michael Jackson adelantado pero elegante por sus ansias no disimuladas de parecerse a Sinatra.
Esa doble cara tan interesante: cuando iba a Harlem se mostraba sudoroso y real pero cuando se bajaba al Downtown para acompañarse por violines, olía al perfume más caro.
Pero los artistas grandes son únicos y sus historias nos encantan y el triste final del guapo del soul no hizo más que subir su pedestal kilómetros, no dejando ver por alto , el rastro de verdad que encierran sus perfecciones de tres minutos.
Sam cuando abre el pico para emitir notas se coloca en la posición de una Callas: big skies and big time man, no es tiempo para tonterías. Te pilla desde abajo, te engancha de los…y te deja ensimismado. A mí, como dicen los expertos en catas de vino, me trae en primer trago los sabores de los campos de algodón de Alabama ( no necesito visitarlos), la esclavitud de su raza, la lucha por superar las diferencias y el claro mensaje de que la tienen más larga. Me refiero a la emoción y al talento, malpensados. Y es que en esas cuestiones son superiores, reconozcámoslo.
Es decir, una primera sensación en oído de catalizador de mucho sufrimiento previo de generaciones.
Después me viene un regusto retronasal a molde clásico futuro de voz solista de frontman de rock. Aquí será seguramente una evidencia llamada Rod Stewart.
Y cuando ya queda sólo el rastro de su melisma y a toro pasado, el poso es su disfrute.
Él disfruta cantando. Y veo cosas de ese tipo de disfrute en Bruce, por ejemplo. Esa risa interna de gusto que les da cuando están ante su público y que la percibes perfectamente.
La sensación final es positiva: aunque su cantar viene del sufrimiento por genética y cultura, él trata de entretener, de que seas feliz. Algo parecido a lo que me pasa con Aretha. Son tan completos…
Y ya en colores y matices, los tienen todos. Experimentas todas las emociones humanas en muy pocos segundos. Y en ese melisma suyo digno de patentar está la voz de Dios, si es que existe.
Me encantan las voces y los libros sobre voces y hay uno que compré hace muchísimo de Peter Guralnik estupendo que recomiendo aunque es difícil de encontrar y que reseñaré.
Y esa ambición rubia escocesa llamada Rod, no hizo otra cosa que escuchar durante dos años los discos de Cooke y se nota. Pero esa voz la adaptó al rock cañalla. Un dato trascendental que rockanrolizo al Tio Sam.
Pero antes estuvieron R.B. Greaves, su sobrino, un artista soul desconocido con dos álbumes espléndidos en el sello de los sellos, la Atlantic,, nacido en la Guyana cuyo único éxito fue , sin duda, su peor tema: Take a Letter to Maria, pelín chochi para mi gusto.
Pero el resto, inmaculado. Y su tío estaba en su garganta, está claro. Trasmitía ese tipo de elegancia pero con un extra: su rollete caribeño que tanto influyó en los artistas de la primera oleada jamaicana de roots-reggae. Es el típico artista del panteón mod más exquisito al desarrollar su cortísima carrera en la escena de los garitos londinenses.
También Arthur Conley siguió el patrón en Atlantic con éxitos y caras b ,casi siempre mejores que los éxitos. Auténticos tesoros de coleccionista.
Luego con el paso del tiempo veo a Sam en Ted Hawkins, evidente. Ese trovador callejero de la Venice Beach californiana del que nos ha dado estupenda cuenta nuestro blogger- mate: Edu Chinaski.
Engrudo y arena que te raspa el alma.
Y también en Miguel Ángel Julián , líder de los Cool Jerks y los Soul Tellers , los dos grupos más soul que ha parido este país con permiso de los Canarios. En concreto la voz de Miguel Ángel que me recuerda a la de R.B. Greaves, un montón.
Y eso son todos los rastros precisos aunque su huella es inmensa: Otis o Al Green que tienen mucho de él, en otros aspectos, no tienen su registro vocal. Y multitud de cantantes jamaicanos, incluido San Marley tiene parte de su impronta. Junto a Curtis Mayfield el más influyente artista soul en la cultura rasta de la isla.
Decir de paso que el “The Man and His Music” es otro de los dobles de mi vida y marcó mi paso a la década dorada de ser veinteañero. Nos hizo revivir el latido de aquel milagro llamado soul, nos hizo bailar, nos hizo ser los más mods cuando todo Dios lo identificó con la peli “Único Testigo” y podíamos decir aquello de…”uy… esa es la peor” desde nuestra atalaya de enterados. Y su “Live at Harlem Square” como el Apolo de Brown, era un documento para saber lo que es la excitación del buen directo que , a veces, muy pocas veces, experimentamos. Y a nuestra cuadrilla nos llevó por unos derroteros de búsqueda musical tan buenos que creo nos hizo mejores personas.
A Sam Cooke tendrían que hacerle santo coño…porque todos sabemos que lo es y es un secreto a voces.

*A las cinco cita en directo con este legado en Radio Euskadi.

2 comentarios:

  1. ¿has vendido tu alma al diablo? y te has echo negro con el alma repleta de SOOOUUUUUUUULLLLLL!
    Saludos

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  2. Pero qué cosa tan bonita has escrito MAESTRO!!!

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Amo la música más que a todo.

Amo la música más que a todo.
Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.